BIEN ENTERRAO
Compré un arbolito en el puesto de
Doña Chucha. Hacía años que no la
veía. Me dijeron que se había rejuntao
a todos sus hijos e hijas y directo al
Norte se había pelao.
Lo que es no estar enamorao de
su tierra. ¿Cómo no quererla? Oler la
tierra mojadita, sentir el lodo entre las
uñas,
arrullar
a
los
animalitos,
platicarles pa que no se aburran.
Peinar las hojas de los maices y
comerse
los
garbanzos
recién
cosechaos, una lavadita y listo. No
hay nada como disfrutar y querer lo que una siembra y cosecha. Lo digo yo
que he vivido aquí de más, yasta se me perdió la cuenta de los años. Gracias a
Dios, Nuestro Señor, no me he puesto verde o me salido cola. Que a bien le
pido que me siga manteniendo coleando porque, quién sino yo pa cuidarle sus
criaciones.
Lo planté afuera de la casita que nos heredaron mis tatas y ansina ha
venido pasando, a mis abuelos, de mis abuelos a mis papas y ora que hace
unos añitos se me jueron, pos me dejaron el chante pa cuidarlo yo y miré
nomas cómo lo he tratado, con todas su ventanas limpiecitas, nomás que no
me gusta quitar las enredaderas estas, mi corazón no me deja. Tan chulas
creciendo parriba, parece que quieren alcanzar algo. Sabrá Dios qué. Hasta
chistoso parece, imagino que es la mesma tierra con sus raices, todos los
arbolitos y arbustos, las flores y las yerbas, son raices de la tierra que ya no