latente y, si bien tal fenómeno puede causarnos un cierto temor ante la pérdida
o modificación de lo esencial en un pueblo, también nos posibilita a que cada
individuo se ubique donde quiera ubicarse, construirse a sí mismo, y en
especial en el ámbito literario, donde a pesar de abordar temas universales,
como literato no puedes negar la cruz de tu parroquia.
En las letras mexicanas
«Después de la independencia
política se procura trabajar de
cierta independencia cultural
y literaria, entonces la
literatura en el siglo XIX
intenta cumplir con esa
función
muy
específica,
pedagógica, de construir, de
decir a esa nueva nación
cómo es y a qué rumbos se
desarrolla;
cuál
es
la
idiosincrasia del país y de su
población […]
La literatura mexicana es un
fenómeno
muy
joven,
sencillamente que no puede
construir desde cero ,sino
necesita algunos modelos
hacia los que se puede
orientar [..]es completamente
inevitable, es completamente
normal. […] el concepto de
transculturación donde una
cultura específica da algo, la
otra cultura lo recibe pero lo
devuelve también»
(Andreas Kurz)
«Cada país tiene su estilo, en México también tenemos
nuestra literatura clásica: un Popol Vuh, un Canek y,
hablando de una línea más contemporánea, si Japón
tiene el haiku, México tiene el albur», acierta Erik
Márquez. Estamos hablando de algo que ya no es
meramente originario, ya se dio de esa mezcla entre
culturas; hemos asimilado tantas cosas que luego
llegamos a hacer deformaciones peculiares, pero que
resultan
muy
interesantes,
«somos
un
hermoso
caleidoscopio; así tan distinto, como cuando vamos en
el bus y vemos que todos somos diferentes. ¿Será que
no tiene uno que encontrar...? A lo mejor es eso, o sea,
¿por qué tiene uno que ponerse una etiqueta? ¿Por qué
nos tiene que definir? Porque pareciera que a mí todo
me parece una trampa política», escuchamos en boca de
la Doctora Yolanda, pero es una necesidad como ser
humano que jamás se podrá dejar de lado; hasta cierto
punto, es ese sentido de pertenencia que buscamos
siempre tener, y que si nadie no lo da nos vamos hasta lo más subjetivo.
Podemos escuchar cómo una fusión de todas estas tan diversas perspectivas
que «es muy difícil definir qué es ser mexicano, es una mera convicción, una