KALEIDOSCOPIO KALEIDOSCOPIO 1 | Page 17

mangas de su suéter azul resbalan hasta encontrarse con sus muñecas, pero estas prefieren rechazarlas, devolverlas a los codos, dejando así ver el tatuaje de mundos alineados que orgullosa lleva grabado en la parte inferior del brazo, que se devela a sí mismo cada vez que su mano asciende a la cabeza para retomar el ritmo de los rizos enraizados al receptáculo de sus ideas cósmicas: durante su estancia en este ciclo solar, jamás había escuchado acerca de un focus group.“ Qué inquietante ser partícipe de una nueva forma de interactuar con el mundo y sus cohabitantes”, piensa de seguro ella. El tema ya lo conoce bien, su postura es clara: la etiqueta de la identidad le molesta mucho, le da urticaria.“¿ Cuál identidad mexicana?”, ella sabe muy bien que esa cosa no existe.“ Yo sólo soy una habitante del cosmos”, afirma con esa voz que siempre busca hablar por las minorías y los desfavorecidos, no como una cuestión de moda— así como en los“ modernos revolucionarios” de Starbucks y Apple—, sino porque lo siente como imperativo, porque ella sabe lo que le han hecho al mundo los grandes poderes“ vencedores” y mantendrá siempre su postura descolonizante, como ella le llama.
El dulce de cajeta se ha terminado, el palillo se mantiene en sus dedos, jugando con él decide hacerlo una varita para apuntar en el momento de hablar. Pareciera ser que la magia ya estaba en ella. Movimientos armónicos al compás de sus palabras hacen brotar la energía que la envuelve para resaltar la viveza de su voz, la materialización de su mundo interior. Su nombre es Yolanda.