Juventud 1 | Page 9

¿defecto o virtud?

La actitud de la rebeldía es ambivalente: puede producirse con causa y sin causa; por algo que vale la pena o por algo intrascendente; para ayudar o para obtener una ventaja personal (la propia conveniencia); como reacción desde la inseguridad o en función de algún valor.

La rebeldía surge en la pubertad (12-14 años) como mecanismo de defensa de una personalidad insegura que necesita autoafirmarse. Nace del miedo a actuar tras salir de la dependencia de la infancia. Los momentos de ingenua prepotencia se alternan con los de reclusión en sí mismo. Es una rebeldía “regresiva”. El púber, en algunas ocasiones,pierde la confianza en sí mismo y siente nostalgia de la niñez, a la que regresa mentalmente.

La personificación de los enemigos adolescentes es inevitable. Muchas veces los padres, los profesores, o personas de su entorno, ocupan el lugar de lo que los adolescentes toman como opuesto, en lugar de quienes defienden conductas, estructuras, ideas, valores, etc.

Los adolescentes manifiestan ese desacuerdo, oposición, sublevación de distintas formas, murmurando, gritando, reclamando, y en su comportamiento hostil traducido en violencia física directa (hacia otras personas, las peleas son muy comunes entre los jóvenes) o destruyendo objetos como símbolo de su bronca y desencanto.

Sin embargo estas actitudes rebeldes de los adolescentes pueden llegar a ser valiosas y positivas. Lo único que debemos buscar es que la manera en que la manifiesten sea con un ambiente de cordialidad y mucho tono humano.

Es muy importante entonces, saber canalizar esta energía y aprovecharla para ayudar a que el joven se convenza de que su actitud no debe estar establecida por la broca hacia una idea, sino por una convicción propia.

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