Los jóvenes con toda su viva imaginación, su capacidad creadora, su rapidez de reflejos, fácil memoria y su propensión al entusiasmo viven en un mundo rígido, llevado por los mayores, a los cuales se enfrentan.
Rechazan la sociedad establecida y dentro de ella, sus lacras y, en muchas ocasiones, también sus logros. Por eso se marginan a veces, entendiendo de modo diametralmente opuesto a los adultos las grandes cuestiones de la vida: amor, trabajo, religión. En esta oposición son tan dogmáticos como los adultos en su seguridad instalada.
En síntesis, los jóvenes se quejan de falta de libertad -la opresión de la sociedad de consumo- y los adultos les acusan de falta de responsabilidad.
LA REBELDIA JUVENIL
La rebeldía en los adolescentes es algo innegable, no obstante, durante un largo tiempo se ha pensado que el adolescente es una criatura pura y blanda, minimizando así sus reacciones agresivas. En la actualidad se puede decir que desde muy temprano se manifiestan las pulsiones rebeldes y que estas pueden ser analizadas y descritas siguiendo su evolución al tiempo que es válido destacar, la rebeldía es un termino que se suele utilizar muy ampliamente en el sentido de una aproximación de casos y personas o de trato con las fuerzas externas, es decir, al hablar de rebeldía se debe hablar de conductas agresivas, entendiendo con ello un patrón de comportamiento que tiene muchas complejidades. Hay conductas innatas que provienen de simples reflejos y cuyos patrones complicados dependen más del aprendizaje.
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Como los motivos y las formas de rebelarse pueden ser muy diferentes en cada caso, no hay rebeldía, sino rebeldías y rebeldes