"Es verdad que los demás tienen faltas y que nosotros no somos ciegos, pero el pensamiento de que nosotros también tenemos nuestras propias faltas, nos ha de hacer caritativos".
Cuando eres adolescente no piensas mucho en el futuro, aunque tengas sueños que quieras cumplir, lo visualizas a largo plazo y vives el día a día, lleno de tareas y deberes.
Pero las metas son sueños pequeños, a corto plazo, cosas que quieres ver realizadas y debes iniciar a trabajar para lograrlo en el mismo momento en que las piensas.
El punto de partida
La historia de nuestra vida inicia mucho antes de nacer. Nuestros padres reciben la noticia de que llegará un nuevo miembro a la familia. En este instante la mente de mamá y papá vuelan muy lejos imaginando cómo será ella o él. Luego, el resto de la familia quiere participar en el planeamiento de nuestro futuro, comentando sobre lo que haremos, la escuela donde nos conviene que estudiemos o la profesión que deberíamos elegir para ser exitosos; y los más arriesgados mencionan que deberíamos casarnos y tener hijos, posiblemente a los veinticinco o treinta años.
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La adolescencia se define como la etapa en la cual la persona adolece y debido a cambios tanto físicos como emocionales es una etapa difícil. Sin embargo, también es una etapa preciosa de la vida, en la que pueden crearse fortalezas.