Para mantener las cosas simples, concentrémonos nada más en estos dos últimos subsistemas, el parasimpático y el simpático. Estos son los que regulan el funcionamiento sexual.
Este par de subsistemas tienen funciones opuestas. El parasimpático se encarga de conservar energía, regular la digestión, disminuir las pulsaciones del corazón. Por otro lado, el simpático nos prepara para cuando hay situaciones de peligro, nos pone más alerta, aumenta el ritmo cardíaco.
Entre más activo se encuentra un sistema, más inactivo se encuentra el otro. Para la gran mayoría de funciones de nuestro cuerpo estos dos sistemas trabajan en oposición uno del otro. El sexo es una excepción y es la única función en la que estos dos sistemas trabajan en conjunto para cumplir un mismo objetivo, la reproducción, la cual involucra erección, excitación y eyaculación.
Sistema parasimpático
Este sistema se encuentra más activo cuando nos encontramos en reposo o relajados. La mejor manera de describir el sistema parasimpático es: relajación.
El sistema parasimpático le dice al cuerpo:“ No hay ninguna amenaza ni peligro cerca, es hora de descansar y digerir la comida.”
Cuando nos arrecostamos en el sillón a descansar después de ingerir el almuerzo, estamos en modo parasimpático. También cuando recibimos un masaje en un spa, cuando estamos tomándonos una cerveza en la playa, y cuando estamos durmiendo.
Con respecto al funcionamiento sexual, el sistema parasimpático es el que permite que ocurra la erección, dilatando las arterias del pene y área de la pelvis. Por eso es que es bastante común que nos despertemos con una erección, ya que el sistema parasimpático se encuentra muy activo, lo cual resulta en más flujo sanguíneo hacia el pene.
Algunas de las funciones del sistema parasimpático son:
- Disminuir ritmo cardíaco- Disminuir la respiración- Relajar el cuerpo y la mente- Provocar el sueño- Estimular la digestión- Dilatar ciertos vasos sanguíneos- Permitir y estimular la erección