¿Cuál es la relación entre las atribuciones del éxito y del
fracaso, y las creencias sobre las habilidades, la auto eficacia y la valía personal? Algunos teóricos sugieren que
tales factores vienen juntos en tres tipos de conjuntos motivacionales: Orientación Hacia el Dominio, Evitación del
Fracaso y Aceptación del Fracaso.
Los Estudiantes Orientados Hacía el Dominio Suelen valorar los logros y a considerar las habilidades como mejorables (perspectiva creciente) por lo que se enfocan en
metas de dominio para aumentar sus habilidades y sus
capacidades. No temen al fracaso, porque éste no amenaza sus sentimientos de competencia ni su valía personal, lo cual les permite establecer metas moderadamente
difíciles, tomar riesgos y enfrentar el fracaso de manera
constructiva. Por lo general, atribuyen el éxito a su propio esfuerzo, y por lo tanto toman la responsabilidad por
aprender y tienen una percepción elevada de la autoeficacia. Muestran un mejor desempeño en situaciones
competitivas, aprended rápido, tienen mayor confianza
en sí mismos y energía, están más activos, reciben con
beneplácito la retroalimentación concreta (ésta no los
amenaza) y están dispuestos a aprender “las reglas del
juego”, para que logren tener éxito. Todos estos factores
favorecen un aprendizaje persistente y exitoso.
Los Estudiantes Que Evitan el Fracaso Tienden a seguir
una perspectiva de las habilidades como entidad, por lo
que se establecen metas bajas de rendimiento. Carecen de
un fuerte sentido de competencia y valía personales independientes de su desempeño, es decir, sólo se sienten tan
inteligentes como la calificación de su último examen, de
manera que nunca desarrollan un sentido de auto-eficacia
sólido. Para sentirse competentes, deben protegerse a si
mismos (y a su auto imagen) del fracaso. Si en general
han sido exitosos, quizá eviten el fracaso, tomando pocos
riesgos y “aferrándose a lo que saben”. Sí, por otro lado,
han experimentado cierto éxito, aunque también un poco
el fracaso, podrían adoptar estrategias contraproducentes
–como esfuerzos débiles, el establecimiento de metas demasiado bajas o ridículamente elevadas. O, asegurar que
no les importa el resultado. Justo antes de un examen, el
estudiante diría “no estudié en absoluto! o “sólo quiero pasar el examen.” Entones cualquier calificación aprobatoria
será un éxito. La desidia constituye otra estrategia auto protectora. Las bajas calificaciones no implican una baja habilidad, sí el estudiante afirma “me fue bien, considerando
que no inicié mi trabajo final sino