acabamos de ver , de Lucius Domitius Ahenobarbus , que fue emperador con el nombre de Nerón César .
Por cierto que era en Antium donde él residía cuando se declaró el incendio de Roma , en el año 64 . Como le previnieron bastante tarde , no llegó a Roma , quemando etapas , hasta el cuarto día , cosa que , en la opinión unánime de los historiadores , libera su memoria de la responsabilidad de haber querido contemplar dicho incendio . Por otra parte , tomó inmediatamente todas las medidas necesarias para ayudar a los siniestrados , y llegó incluso a abrir sus propios jardines para albergarlos .
Pero volvamos a la fecha dada por Suetonio para el nacimiento de Nerón , es decir , dieciocho días antes de las calendas de enero . Esto nos conduce al 14 de diciembre , pero del calendario juliano . Añadamos once días para dar con la era gregoriana exacta , y tenemos el 25 de diciembre .
Se comprende que el apologista cristiano Arnobio ( hacia el año 296 ) se burlara de los paganos que celebraban el día de nacimiento de un dios , pues encontraba indigno de un dios haber recibido la vida a partir de un día dado . ¿ Pero eran los cristianos más razonables ? Por eso Clemente de Alejandría ridiculiza a aquellos que buscan , no sólo el año , sino incluso el día de nacimiento de Cristo . Y pregunta de qué valen unos cálculos que desembocan , unos en el 19 de abril , y otros en el 20 de mayo . Sea lo que fuere , durante cerca de cuatro siglos vieron sucederse las fechas del 25 de diciembre , 6 de enero , 28 de marzo , 19 de abril y 20 de mayo .
Por último , en el siglo iv , al constatar la Iglesia la inmensa popularidad del culto a Mithra , el « Sol Invictas », juzgó muy hábil apropiarse de esta popularidad confundiendo la fecha del presunto nacimiento de Jesús con la de la « Luz nueva », brotando de nuevo con el paso del sol sobre la eclíptica . Para unos y otros era válida la vieja fórmula litúrgica procedente de lo más recóndito del Irán : « Sol novus oritur ...», un sol nuevo había nacido .
Fue así como quedó fijada irrevocablemente la fecha , hasta entonces flotante y sin bases históricas válidas , del nacimiento de Jesús , y como fue perpetuada , bajo un nombre nuevo , la fiesta del « Sol invicto », de ese « Sol Invictas » que la Iglesia había creído poder borrar .
No podemos terminar razonablemente este capítulo , consagrado a las contradicciones sobre el nacimiento de Jesús y sus circunstancias ,
44