remos esa historia a los crédulos y a los niños de catecismo .
Naturalmente , estamos oyendo ya a quienes se aterran a la tradición religiosa , que dirán que todo eso es « simbólico ». Es curioso constatar cuántos militantes religiosos se han vuelto « simbolistas » desde hace medio siglo . Parece que hayan olvidado los anatemas y las excomuniones dogmáticas que fueron formuladas , no hace aún mucho , contra los partidarios de un esoterismo de las Escrituras .
Sea lo que fuere , la leyenda de Jonás el profeta , aberrante o no , fue el tema predilecto sobre el que se fundó en gran parte el de la resurrección de Jesús . Claro que se apoyaba en sus propias palabras ; él garantizaba su carácter histórico real :
« La generación mala y adúltera pide una señal , pero no le será dada más señal que la de Jonás el profeta . Porque , como estuvo Jonás en el vientre de un gran pez tres días y tres noches , así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el seno de la tierra ...» ( Mateo , 12,39-40 .)
Detengámonos un poco y construyamos nuestro silogismo . Si la aventura de Jonás es un tema esotérico y simbólico , entonces la resurrección también es un tema esotérico y simbólico . Pero si la resurrección es un acontecimiento histórico real , entonces la aventura de Jonás es un hecho histórico y real . Dado que este hecho es totalmente imposible , lo mismo sucede con su paralelo .
Si los escribas anónimos que redactaron los Evangelios y todos los relatos maravillosos , en los siglos iv y v , hubieran conocido mejor las leyes naturales , si hubieran sido algo más que unos fanáticos ignorantes , no habrían escrito jamás semejantes disparates . Bernabé , uno de los cuatro « padres apostólicos », junto con Ignacio de Antioquía , Policarpo de Esmirna y Hermas de Cumes , nos enseña que « la liebre adquiere cada año un ano más , y cuantos más años vive , tantas más aberturas tiene ...», y « Este animal , la hiena , cambia de sexo todos los años , y es alternativamente macho y hembra », « Como ese animal , la comadreja , que concibe por la boca ...» ( Bernabé , Epístola , 10 , 7 a 9 .)
Por último , los cristianos de los primeros siglos vivían en un ambiente pagano que les había acostumbrado inconscientemente a los temas de resurrección de los dioses . Y no podían por menos que hacer resucitar también a su divinidad particular propia . Por otra parte , la profecía de Oseas se lo decía claramente : « Nos hará revivir dentro de dos días , al tercer día nos hará resurgir , y viviremos ante él ...» ( Oseas , 6 , 2 .)
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