Jesús O El Srecreto Mortal de los Templarios | Page 192

abad Jacquet ; y las versiones protestantes de Segundo y de Oster-waid lo traducen también así . De modo que lo que Jesús observa no es una forma de echar monedas , en este episodio , sino las cantidades . Luego , si los cepillos están demasiado cargados , Iscariote y sus émulos encuentran el medio de aligerarlos .
5 . Practicar la brujería : la ley llamada de las « Doce Tablas » implicaba , en algunos de sus artículos , la pena de muerte para quienquiera que practicase sortilegios , hechizos o palabras mágicas , maleficios contra personas , ganado o cosechas . ( Sobre este último punto , véase el episodio de la higuera estéril : Mateo , 21 , 19 , y Marcos , 11,13 .)
Pues bien , son innumerables las manifestaciones en las cuales Jesús profiere maldiciones contra las ciudades , las colectividades religiosas judaicas . « Ay de vosotros ...» son términos que salen con frecuencia de los labios de Jesús . Y lo que es más grave , enseña ese tipo de cosas nocivas a sus lugartenientes , como el rito de las sandalias , en el cual se utiliza el polvo sucio de las simientes para maldecir una vivienda o una ciudad , sacudiéndolas entre sí ( Mateo , 10 , 14-15 ). Y por poco que hubieran tenido en sus manos una copia de la Apocalipsis , cuyo prólogo declara que Jesús es su autor ( Apocalipsis , 1 , 1 ), sólo los versículos 1 a 6 del capítulo 11 bastaban sobradamente para aplicarle la pena de muerte prevista por la ley de las « Doce Tablas ».
Y lo que era peor todavía , en una época en que todo el mundo antiguo practicaba una gran tolerancia hacia todos los cultos , y donde sólo se condenaba el ateísmo ( ése fue el único reproche que se le hizo a Sócrates ), Jesús condena a la pena del infierno a todos aquellos que no comparten sus opiniones . Léase de nuevo Mateo ( 25 , 31-46 ), y , sobre todo , la Apocalipsis en su capítulo 18 , en el cual el incendio de Roma , si no es aconsejado abiertamente , es al menos « predicho » con destreza , y entonces se podrá determinar la dulzura y mansedumbre del jefe de los zelotas .
Y ante esas amenazas de resonancias ocultas , Pilatos no podría olvidar la ley de las « Doce Tablas ».
Pero todos esos párrafos de un acta de acusación bastante completa son con toda seguridad secundarios ante el primero : pretender ser rey . Porque cuando Jesús se dice « hijo de rey » en Mateo ( 17 , 24-26 ), reivindica implícitamente la sucesión de su padre .
Pues bien , en el caso de los condenados a la cruz , era habitual indicar el motivo por el que debían sufrir ese suplicio , y para ello clavaban en el tablero un cartel que decía cuál era el crimen . Y en el caso de Jesús , Pilatos mandó , por lo que parece , transcribir literalmente al la-
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