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EL INVERSOR Y LA INFLACIÓN
incrementar el « valor » del capital previamente existente; a su vez, esto debería haber incrementado el tipo de beneficio de dicho capital antiguo y, por lo tanto, del capital antiguo y del nuevo combinado. Sin embargo, no ha sucedido nada así en los 20 últimos años, durante los cuales el nivel de precio al por mayor ha aumentado prácticamente en un 40 %.( Los beneficios empresariales deberían verse más influidos por los precios mayoristas que por los precios al consumo). El único mecanismo para que la inflación incremente el valor de las acciones es el aumento de los beneficios de la inversión de capital. Atendiendo a los datos históricos, esto no ha sucedido.
En los ciclos económicos del pasado, las épocas de bonanza iban acompañadas por un incremento del nivel de los precios y las malas rachas por una reducción de los precios. Por lo general se tenía la impresión de que « un poco de inflación » venía bien a los beneficios empresariales. Esta opinión no ha sido contradicha por la historia de 1950 a 1970, que pone de manifiesto una combinación de prosperidad por lo general sostenida y de precios crecientes, también por lo general. No obstante, las cifras indican que el efecto de todo esto sobre el poder de generación de beneficio del capital en acciones ha sido bastante limitado; de hecho, ni siquiera ha servido para mantener el tipo de beneficio sobre la inversión. Claramente, ha habido importantes influencias compensatorias que han impedido que se produjese cualquier incremento en la rentabilidad real de las empresas estadounidenses en conjunto. Tal vez el más importante de todos ellos haya sido( 1) el incremento de los tipos salariales, que eran superiores a los incrementos de productividad, y( 2) la necesidad de grandes cantidades de nuevo capital, que al satisfacerse retenían a la baja la relación entre ventas y capital empleado.
Nuestras cifras de la tabla 2.2 indican que, lejos de haber tenido un efecto beneficioso sobre las empresas y sus accionistas, la inflación ha resultado ser bastante perjudicial. Las cifras más llamativas de nuestra tabla son las correspondientes al crecimiento del endeudamiento empresarial entre 1950 y 1969. Es sorprendente la poca atención que han prestado los economistas y el mercado de valores a esta evolución. El endeudamiento de las empresas se ha ampliado multiplicándose casi por cinco mientras que sus beneficios antes de impuestos se han multiplicado por poco más de dos. Con el incremento de los tipos de interés durante ese período, es evidente que el endeudamiento agregado de las empresas en la actualidad constituye un factor económico negativo de cierta magnitud y es un verdadero problema para muchas empresas individuales.( Se debe tener en cuenta que en 1950 los beneficios netos después de intereses y antes de impuestos eran aproximadamente del 30 % del endeudamiento empresarial mientras que en 1969 eran de únicamente el 13,2 % del endeudamiento. La relación
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