EL INVERSOR INTELIGENTE
fondos destinados a la acción con la segunda cifra, dividir el rendimiento
por dividendo por a raíz cuadrada de la cotización de la acción- podrían ser
la causa, ni podrían explicar, los resultados futuros de la acción. La revista
Money descubrió que una cartera compuesta por acciones cuyos nombres
no tuviesen letras repetidas habría obtenido unos resultados casi tan
brillantes como los de «Las cuatro alocadas», y por el mismo motivo: por
pura chiripa.14 Como Graham nunca deja de recordamos, las acciones
tienen buenos o malos resultados en el futuro porque las actividades en las
que se apoyan tienen buenos o malos resultados, ni más ni menos.
Como cabía esperar, en vez de vapulear al mercado, «Las cuatro
alocadas» vapulearon a los miles de personas que picaron y creyeron que
era una forma de invertir. Solamente en el año 2000, las cuatro acciones
alocadas, Caterpillar, Eastmant Kodak:, SBC y General Motors, perdieron
el 14%, mientras que el Dow únicamente perdió el 4,7%.
Como demuestran estos ejemplos, únicamente hay una cosa que
nunca tiene un mal año en Wall Street: las ideas insensatas. Cada uno de
estos presuntos métodos de inversión cayeron ante la implacable Ley de
Graham. Todas las fórmulas mecánicas para obtener un resultado superior
son una «especie de proceso de autodestrucción, similar a la ley de
rendimientos decrecientes». Hay dos motivos que explican que la
rentabilidad se esfume. Si la fórmula únicamente se basa en casualidades
estadísticas aleatorias (como «Las cuatro alocadas»), el mero paso del
tiempo dejará claro que eran insensateces desde el primer momento. Por
otra parte, si la fórmula realmente ha funcionado en el pasado (como el
efecto de enero), al recibir publicidad y generalizarse, los operadores del
mercado acabarán erosionando, y normalmente llegarán a eliminar, su
capacidad para que siga funcionando en el futuro.
Todo esto refuerza la advertencia de Graham de que hay que dar a la
especulación el mismo tratamiento que