EL INVERSOR INTELIGENTE
de valores en un vídeo-juego nacional ininterrumpido. La sociedad en
general tenía la impresión de que sabía más sobre los mercados que en
ningún momento de la historia. Por desgracia, aunque todo el mundo estaba
saturado de datos, el conocimiento brillaba por su ausencia. Las acciones se
desconectaron absolutamente de las empresas que las habían emitido, se
convirtieron en puras abstracciones, lucecitas que se desplazaban en una
pantalla de televisión o de ordenador. Si las lucecitas evolucionaban al alza,
lo demás daba igual.
El 20 de diciembre de 1999, Juno Online Services hizo público un
plan de negocio revolucionario: perder todo el dinero posible,
deliberadamente. Juno anunció que a partir de aquel momento iba a ofrecer
todos sus servicios minoristas gratuitamente: no iba a cobrar por el correo
electrónico, tampoco lo iba a hacer por el acceso a Internet, e iba a gastar
millones de dólares más en hacer publicidad durante el año siguiente. Tras
este anuncio de hara-kiri empresarial, las acciones de Juno se dispararon,
pasando de 16,375 dólares a 66,75 dólares en dos días.6
¿Qué motivo habría para molestarse en descubrir si una actividad era
rentable, o qué tipo de bienes o servicios producía una empresa, o quiénes
eran sus directivos, o incluso cuál era el nombre de la empresa? Lo único
que había que saber sobre las acciones era el ingenioso código del símbolo
con el que eran representadas en la lista de cotización: CBLT, INKT,
PCLN,AGLO, VRSN, WBVN.7 De esa forma, era posible hacer
operaciones con ellas aún más rápido, sin la fastidiosa demora de dos
segundos de tener que buscarlas en un motor de búsqueda de Internet. A
finales de 1998, las acciones de una diminuta sociedad de mantenimiento
de edificios, que prácticamente no tenía volumen de negociación, Temco
Services, prácticamente se triplicaron en cuestión de minutos, con un
volumen de operaciones elevadísimo. ¿Por qué? Como consecuencia de
una desconcertante forma de dislexia financiera: miles de operadores
adquirieron acciones de Temco porque confundieron su símbolo de
cotización, TMCO, por el de Ticketmaster Online (TMCS), una de las
empresas favoritas de Internet, cuyas acciones salieron a cotización
precisamente aquel día.8
Oscar Wilde comentó jocosamente que un cínico «sabe el precio de
todo y no sabe el valor de nada». Según esa afirmación, el mercado de
valores es un cínico redomado, pero a finales de 1990, el mercado habría
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Solamente 12 meses después, las acciones de Juno habían languidecido hasta 1,093 dolares.
Un símbolo de cotización (ticker symbol) es una abreviatura, normalmente de una a cuatro letras de
longitud, del nombre de la empresa, que se utiliza a efectos de realización de transacciones.
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Éste no fue un incidente aislado; por lo menos en otras tres ocasiones a finales de la década de 1990, los
operadores de intradía hicieron que se dispararan las acciones de otras empresas al confundir su símbolo
de cotización con el de la recién flotada empresa de Internet.
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