COMENTARIO AL CAPÍTULO 1
online de la venerable agencia Morgan Stanley, lanzó un anuncio de televisión en el cual un desarrapado conductor de grúa recogía a un ejecutivo elegantemente vestido. Al ver una foto de una playa tropical colocada en el salpicadero, el ejecutivo le pregunta: «¿ Vacaciones?». « En realidad », contesta el conductor de la grúa, « ésa es mi casa ». Desconcertado, el ejecutivo contesta: « Parece una isla ». Henchido de orgullo, el conductor de la grúa le responde: « Técnicamente, es un país ».
La propaganda no se quedaba ahí. Las operaciones online no exigían esfuerzo y no existía ningún tipo de reflexión. Un anuncio de televisión de Ameritrade, el intermediario online, mostraba a dos amas de casa que acababan de volver de hacer footing; una de ellas conecta su ordenador, pulsa unas cuantas veces el ratón y afirma entusiasmada: « Creo que acabo de ganar 1.700 dólares ». En un anuncio de televisión para la agencia Waterhouse, una persona le preguntaba al entrenador de baloncesto Phil Jackson: «¿ Sabe algo sobre operaciones en el mercado de valores?». Su respuesta: « En un par de tardes aprenderé todo lo que me haga falta ».(¿ Cuántos partidos habrían ganado los equipos de la NBA de Jackson si hubiese seguido esa misma filosofía en la cancha de baloncesto? Aparentemente, no saber nada del otro equipo pero afirmar: « Estoy dispuesto a jugar con ellos ahora mismo », no parece una fórmula para ganar un campeonato).
Llegado el año 1999, había por lo menos seis millones de personas que hacían operaciones financieras online, y aproximadamente la décima parte de ellas eran « operadores intradía », que utilizaban Internet para comprar y vender acciones a la velocidad de la luz. Todo el mundo, desde la diva del espectáculo Barbra Streisand a Nicholas Birbas, un antiguo camarero de 25 años del barrio de Queens, en Nueva York, se intercambiaban acciones como si se tratasen de brasas ardiendo que les quemasen en las manos. « Antes », bromeaba Birbas, « invertía a largo plazo, y descubrí que no era inteligente ». En la actualidad Birbas hace operaciones de acciones hasta diez veces al día y espera ganar 100.000 dólares en un año. « No soporto ver números rojos en mi columna de pérdidas y ganancias », comentó Streisand en una entrevista concedida a la revista Fortune. « Soy tauro, el toro, así que reacciono ante el rojo. Si veo números rojos, vendo rápidamente las acciones ». 5
Al lanzar de manera continua datos sobre acciones en bares y barberías, cocinas y cafeterías, taxis y zonas de descanso para camiones, los sitios web financieros y la televisión financiera convirtieron el mercado
5 En vez de mirar a las estrellas, Streisand debería haber sintonizado con Graham. El inversor inteligente
nunca se desprende de una acción exclusivamente porque su cotización haya bajado; siempre se pregunta antes si el valor de la actividad subyacente de la empresa ha cambiado.
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