INVERSIÓN EN CONTRAPOSICIÓN A ESPECULACIÓN
criterios después de impuestos el rendimiento medio de las acciones
oscilaría en torno al 5,3%.5 Esta cifra sería aproximadamente igual a la que
se puede obtener en la actualidad con unas buenas obligaciones a medio
plazo exentas de tributación.
Estas expectativas resultan mucho menos favorables para las
acciones en comparación con las obligaciones de lo que eran en nuestro
análisis de 1964. (Esa conclusión es consecuencia inevitable del hecho
esencial de que las rentabilidades de las obligaciones han aumentado
mucho más que las rentabilidades de las acciones desde 1964). Nunca
debemos perder de vista el hecho de que los pagos de intereses y principal
de las obligaciones de buena .calidad están mucho mejor protegidos y, por
lo tanto, son más seguros que los dividendos y las revalorizaciones de las
acciones. En consecuencia, estamos obligados a llegar a la conclusión de
que en la actualidad, aproximándonos al final de 1971, las inversiones en
obligaciones parecen claramente preferibles a las inversiones en acciones.
Si pudiéramos estar seguros de que esta conclusión es correcta, tendríamos
que aconsejar al inversor defensivo .que pusiese todo su dinero en
obligaciones y nada de su dinero en acciones ordinarias hasta que la actual
relación de rentabilidades cambiase sustancialmente a favor de las
acciones.
La cuestión es que, por supuesto, no podemos estar seguros de que
las obligaciones vayan a seguir siendo mejor que las acciones a partir de los
niveles actuales. El lector pensará inmediatamente en el factor de la
inflación como uno de los principales argumentos para sostener lo
contrario. En el siguiente capítulo afirmaremos que nuestra considerable
experiencia con la inflación en Estados Unidos a lo largo de este siglo no
apoyaría la elección de acciones a costa de las obligaciones con los actuales
diferenciales de rendimiento. No obstante, siempre existe la posibilidad,
aunque nosotros la consideramos remota, de una aceleración en la
inflación, que de una o de otra forma acabase haciendo que los valores de
capital fuesen preferibles a las obligaciones pagaderas o rescatables por un
importe fijo de dinero.* Existe la posibilidad alternativa, que también
consideramos extraordinariamente improbable, de que las empresas
estadounidenses lleguen a conseguir un nivel tal de beneficios, sin que se
combinación con una inflación levemente superior al 2%, una rentabilidad media futura anual del 6% es
razonable. (Véase el comentario sobre el capítulo 3).
*
Desde 1997, cuando se introdujeron los Treasury Inflation-Protected Securities (o TIPS), las acciones
han dejado de ser automáticamente la mejor opción para los inversores que esperan que la inflación
aumente. Los TIPS, a diferencia de otras obligaciones, aumentan de valor si sube el Índice de Precios al
Consumo, con lo que en la práctica inmunizan al inversor contra las posibles pérdidas monetarias debida
a la inflación. Las acciones no ofrecen una garantía de ese tipo y, de hecho, ofrecen una cobertura
relativamente deficiente contra los tipos de inflación elevados. (Si se desean más detalles, véase el
comentario al capítulo 2).
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