COMENTARIO A LA INTRODUCCIÓN
durante los tres a cinco años siguientes y una media anual del
35% «a lo largo de los próximos 20 años».5
Después de que su fondo Amerindo Technology Fund creciese
un increíble 248,9% en 1999, el gestor de cartera Alberto Vilar
ridiculizó a todos los que se atreviesen a dudar de que Internet
era una máquina perpetua de hacer dinero: «Si no se está en
este sector, se tendrán resultados insatisfactorios. Irás en coche
de caballos, y yo iré en Porsche. ¿No te gustan las
oportunidades de multiplicar el crecimiento por diez?
Entonces vete a otra parte».6
En febrero de 2000, el gestor de fondos de inversión James J.
Cramer proclamó que las empresas relacionadas con Internet
«son las únicas que merece la pena tener en cartera en e ste
momento». Estas «ganadoras del nuevo mundo», como las
denominó, «son las únicas que van a seguir subiendo más
consistentemente en los buenos y en los malos tiempos».
Cramer llegó incluso a tirar contra Graham: «Hay que
deshacerse de todas las matrices y fórmulas y textos que
existían antes de la Web... Si utilizásemos cualquiera de las
cosas que enseñaban Graham y Dodd, no tendríamos en
cartera ni un duro para gestionar».7
Todos estos presuntos expertos se desentendieron de las sensatas
palabras de advertencia de Graham: «Las perspectivas evidentes de
crecimiento físico de una empresa no se traducen en beneficios evidentes
para los inversores». Aunque parece sencillo predecir qué sector va a
crecer más deprisa, esa capacidad de previsión no tiene valor real si la
5
Constance Loizos, «Q&A: Alex Cheung», InvestmentNews, 17 de mayo de 1999, pág. 38. La mayor
rentabilidad a 20 años en la historia de los fondos de inversión (mutual funds) fue el 25,8% anual
conseguido por el legendario Peter Lynch de Fidelity Magellan durante las dos décadas que concluyeron
e1 31 de diciembre de 1994. El resultado obtenido por Lynch convirtió 10.000 dólares en más de 982.000
dólares en el plazo de 20 años. Cheung predecía que su fondo convertiría 10.000 dólares en más de 4
millones de dólares en el mismo plazo de tiempo. En vez de considerar a Cheung un optimista
ridículamente seguro de sí mismo, los inversores le entregaron una montaña de dinero, con aportaciones a
su fondo que superaron los 100 millones a lo largo del siguiente año. Una inversión de 10.000 dólares en
el Monument Internet Fund en mayo de 1999 se habría reducido a aproximadamente 2.000 dólares para
finales del año 2002. (El fondo Monument ha dejado de existir en su forma original, y en la actualidad se
conoce como Orbitex Emerging Technology Fund).
6
Lisa Reilly Cullen, «The Triple Digit Club,» Money, diciembre de 1999, pág. 170. Si hubiese invertido
10.000 dólares en el fondo de Vilar a finales de 1999, habría acabado el año 2002 conservando
únicamente 1.195 dólares, una de las peores destrucciones de patrimonio en la historia de los fondos de
inversión.
7
Véase www.thestreet.comlfunds/smarter/891820.htrnl. Las acciones favoritas de Cramer no «subieron
considerablemente en los buenos ni en los malos tiempos». Para finales del año 2002, una de las 10 ya
había quebrado, y una inversión de 10.000 dólares repartida por igual entre las acciones elegidas por
Cramer habría perdido el 94% de su valor, con lo que le habría dejado con un total de 597,44 dólares.
Puede que lo que Cramer quiso decir fuese que sus acciones serían «ganadoras» no en «el nuevo mundo»
sino en el «otro mundo».
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