EL INVERSOR INTELIGENTE
7. Pruebas de que los analistas de valores de Wall Street habían
alabado públicamente acciones que en privado habían
reconocido que no eran más que basura.
8. Un mercado de valores que, incluso después de su sangrante
descenso, parece sobrevalorado a juzgar por medidas
históricas, y que sugiere a muchos expertos que las acciones
tienen todavía más recorrido a la baja.
9. Un incesante descenso de los tipos de interés que ha hecho que
los inversores no tengan alternativas atractivas al margen de las
acciones.
10.Un entorno de inversión muy susceptible ante la imprevisible
amenaza del terrorismo mundial y de la guerra en oriente
medio.
Buena parte de estos destrozos podrían haber sido (y de hecho
fueron) evitados por los inversores que aprendieron los principios de
Graham y los respetaron.vEn palabras del propio Graham, «aunque el
entusiasmo puede ser necesario para los grandes logros en otros ámbitos,
en Wall Street conduce de manera prácticamente invariable al desastre».
Al permitir que la emoción les dominase, respecto de las acciones de
Internet, respecto de las acciones con un potencial de «crecimiento »,
respecto de las acciones en conjunto, muchas personas han cometido los
mismos errores estúpidos que Sir Isaac Newton. Han dejado que los
juicios de otras personas se impongan a sus propios juicios personales.
Se han desentendido de la advertencia de Graham de que «las pérdidas
realmente horrorosas» siempre se producen después de que «el
comprador se olvidase de preguntar cuánto costaba». Lo más doloroso de
todo es que, al perder su autocontrol justo en el momento en el que más
lo necesitaban, estas personas han demostrado la veracidad de la
afirmación de Graham de que «el principal problema del inversor,
incluso su peor enemigo, es muy probable que sea él mismo».
El pelotazo que acabó fallando el blanco
Muchas personas se emocionaron con las acciones de tecnología y
de Internet, creyéndose las mentiras de que el sector de alta tecnología
seguiría creciendo más que cualquier otro durante los años venideros, o
incluso durante toda la eternidad:
A mediados de 1999, después de haber obtenido un
rendimiento del 117,3 % en sólo los primeros cinco meses del
año, el gestor de cartera de Monument Internet Fund,
Alexander Cheung, predijo que su fondo ganaría el 50% al año
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