INTRODUCCIÓN
Esas trampas han resultado ser especialmente peligrosas en el
sector mencionado. Por supuesto, era fácil prever que el volumen de
tráfico aéreo crecería espectacularmente a lo largo de los años. A causa
de este factor las acciones de este sector se convirtieron en una de las
opciones favoritas de los fondos de inversión. No obstante, a pesar de la
ampliación de los ingresos, a un ritmo incluso superior al del sector
informático, la combinación de problemas tecnológicos y la excesiva
ampliación de la capacidad provocó fluctuaciones en las cifras de
beneficio que incluso en algunos momentos fueron desastrosas. En el
año 1970, a pesar de que se alcanzó un nuevo nivel máximo en las cifras
de tráfico, las líneas aéreas sufrieron una pérdida de aproximadamente
200 millones de dólares para sus accionistas. (También arrojaron
pérdidas en 1945 y en 1961). Los valores de estas acciones volvieron a
experimentar en 1969-1970 un declive mayor que el mercado general.
Los registros históricos indican que incluso los expertos con dedicación
exclusiva y substanciales salarios de los fondos de inversión se
equivocaron radicalmente a la hora de calibrar el futuro a un plazo
relativamente corto de un sector importante y nada esotérico.
Por otra parte, aunque los fondos de inversión tienen inversiones
sustanciales y obtienen beneficios sustanciales con IBM, la combinación
de su aparentemente elevado precio y la imposibilidad de estar
absolutamente seguro acerca de su tipo de crecimiento les impidieron
destinar más de aproximadamente el 3% de sus fondos a esta empresa
con magníficos resultados. Por lo tanto, el efecto de esta excelente
opción en sus resultados generales no ha sido, en modo alguno, decisivo.
Adicionalmente, muchas, cuando no la mayoría, de sus inversiones en
empresas del sector informático diferentes de IBM han acabado siendo,
aparentemente, muy poco o nada rentables. De estos dos ejemplos
generales se pueden extraer dos lecciones para nuestros lectores:
1. Las perspectivas evidentes de crecimiento físico de un sector no se
traducen en beneficios evidentes para los inversionistas.
2. Los expertos no disponen de formas fiables de elegir y concentrar
sus inversiones en las empresas más prometedoras de los sectores
más prometedores.
El autor no ha seguido este método en su carrera financiera como
gestor de fondos de inversión, y no puede ofrecer ni asesoramiento
específico ni grandes ánimos a los que deseen probarlo.
sido negativo. La lección en la que insiste Graham no es que deba usted evitar las acciones de las líneas
aéreas, sino que no debe sucumbir nunca a la idea de que es “seguro” que una industria va a tener mejores
resultados que todas las demás en el futuro.
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