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EL INVERSOR INTELIGENTE financiación, e incluso el perturbador problema de solvencia entre las agencias de valores.§ 6. La aparición de la moda del «alto rendimiento» en la gestión de los fondos de inversión, incluso de algunos fondos de inversión gestionados por bancos, con inquietantes resultados. Estos fenómenos recibirán nuestro cuidadoso análisis, y algunos de ellos exigirán que modifiquemos las conclusiones y algunas indicaciones destacadas de nuestra anterior edición. Los principios subyacentes de la inversión sensata no deben modificarse de una década a otra, pero la aplicación de estos principios debe adaptarse a los principales cambios en el entorno y los mecanismos financieros. Esta última afirmación se puso a prueba durante la redacción de la presente edición, cuyo primer borrador concluyó en enero de 1971. En aquel momento el DJIA estaba experimentando una firme recuperación desde su punto mínimo de 632, y estaba avanzando hacia el máximo que alcanzó en 1971, 951, con un entorno generalizado de optimismo. Cuando concluyó el último borrador, en noviembre de 1971, el mercado estaba sumido en un nuevo declive, que lo llevó a1 797 y renovó la incertidumbre generalizada sobre su futuro. No hemos permitido que estas fluctuaciones afecten a nuestra actitud general sobre la política de inversión sensata, que no ha sufrido modificaciones sustanciales desde la primera edición de este libro en 1949. La profundidad de la retracción del mercado experimentada en 1969-1970 debería haber servido para despejar una ilusión que había ganado terreno durante las dos décadas anteriores. Dicha ilusión afirmaba que se podían comprar las principales acciones ordinarias en cualquier momento y a cualquier precio, con la garantía no sólo de que en última instancia se obtendrían beneficios, sino de que además cualquier pérdida que se pudiese sufrir en el ínterin se recobraría rápidamente gracias a una renovada recuperación del mercado hasta nuevos niveles elevados. Se trataba de una situación demasiado ventajosa para que pudiese ser cierta. Al final el mercado de valores ha «vuelto a la normalidad», en el sentido de que tanto los especuladores como los inversionistas en valores deben estar dispuestos, de nuevo, a experimentar sustanciales y tal vez prolongadas, reducciones, así como incrementos, en el valor de sus carteras. § La Penn Central Transportation Co., que en la época era el mayor ferrocarril de Estados Unidos, solicitó protección concursal el 21 de junio de 1970, lo que fue toda una conmoción para los inversionistas, que nunca habían esperado que una empresa de tales dimensiones quebrase (véase la página 466). Entre las empresas con una deuda “excesiva” que Graham tenía en mente estaban Ling- Temco- Vought y National General Corp. (véanse páginas 468 y 505). El “problema de solvencia” apareció en Wall Street entre1968 y 1971, cuando varias corredurías prestigiosas quebraron súbitamente. 18