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MUNICIPALIDAD PROVINCIAL DE SATIPO – JUNIN - PERU
INVENTARIO TURISTICO Y CULTURAL
DE LA PROVINCIA DE SATIPO
objetos como botín. Al llegar a San Buenaventura (Pangoa) los franciscanos continúan
utilizando a los Cunibo para dominar a los aborígenes.
En 1687, Biedma informa que 100 campas de San Joseph de Savini se habían
sublevado retirándose de la misión, internándose en la selva y rechazando todo
contacto. En julio de ese mismo año, Biedma baja por el río Tambo en busca de un
sitio apropiado para fundar una nueva misión. Poco después de la confluencia con el
río Ene es atacado y asesinado por los Piro, los mismos que el año anterior habían sido
objeto de una correría de los Cunibo que lo acompañaban de vuelta al Pangoa. (Amich,
José). Desde ese momento los Piro, Campa y Mochovo convierten al río Tambo en
territorio cerrado para el blanco, misionero o aventurero y sería solo hasta 1918
cuando se pudo volver a navegar sus aguas con cierta seguridad.
En 1713, en un informe al rey Felipe V, los franciscanos manifiestan descontento y
pesimismo con respecto a los campas. En 1716 surge de nuevo el viejo proyecto
franciscano de ocupar militarmente el Cerro de la Sal. En marzo de 1724, varios
franciscanos, 14 españoles y 20 indios cristianos, son matados cerca de Jesús María
(antiguo Puerto San Luis). Los atacantes son nativos Piro y Mochovo.
En 1733, el francés Juan de la Marca, ordenado sacerdote en 1726, explora el gran
pajonal, tierra de escasa vegetación y clima frío.
El 20 de marzo de 1737 estalla la sublevación del Cacique de Catalipango, Ignacio
Toroté, que realiza el primer intento de confederación nativa: los asháninka se aliaron
con los amuesha y los piro. Un testigo, que se salva escondiéndose, contará después
que Torote ha llegado a este extremo para defender su libertad y dijo “…tú y los tuyos
nos estais matando todos los días… quitándonos nuestra libertad” (Izaguirre B.). La
respuesta de las autoridades españolas llegó seis meses después con una columna
encomendada de la represión. Al llegar la expedición comandada por el Gobernador
Militar de Tarma, Pedro Milla, inició la búsqueda de Torote pero este ya se había puesto
a buen recaudo de los españoles. Años después reaparecería enrolado en las huestes
de Juan Santos Atahualpa.
5.1.3.
La Reconquista Indígena (1742 – 1845)
Hacia fines de Mayo de 1742, cuando la
estación de las lluvias está terminando y
los pajonales enseñan su verde más
intenso, un indio serrano de unos 30 años,
de pelo corto y vistiendo una cushma
colorada, llega al alto río Shimaki en el
Gran Pajonal, su nombre: Juan Santos
Atahualpa, líder del “único movimiento
indígena jamás derrotado” (Zarzar,
Alfonso), quien avizoró temprano la
integración mestiza para desterrar el
vasallaje español, logrando unir a casi
todos los pueblos de la selva peruana,
fenómeno único de panindigenismo nunca
antes constatado, que supone la adhesión
consiente de un ideal mesiánico de
liberación. Llevaba en el pecho un crucifijo
de plata y no tenía nada contra sacerdotes
ni la Ley de Cristo pero en cambio quiere
que negros y españoles abandonen su
tierra porque son tan ladrones los unos
como los otros.
CONSULTOR: HENRY GINES S.
Gráfico Nº 10 JUAN SANTOS ATAHUALPA, LIDER DEL
UNICO MOVIMIENTO INDIGENA JAMAS DERROTADO
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