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Intervenciones en teoría cultural
del modo de ser histórico y la constitución de sí mismo como
sujeto autónomo (p. 86). Antes que elementos de una doctrina, tal
problematización se refiere a “[…] la reactivación permanente de
una actitud; es decir, de un ethos filosófico que podría caracterizarse
como critica permanente de nuestro ser histórico” (p. 86).2 Todo su
análisis es llevado a plantear esta actitud, este ethos, como una
ontología histórica de nosotros mismos: “[…] en la que la crítica
de lo que somos es a la vez análisis histórico de los limites que nos
son impuestos y prueba de su posible transgresión” (p. 97).
En su conferencia titulada “¿Qué es la crítica?”, pronunciada
veinticinco años antes del artículo que acabamos de citar, Foucault
remonta mucho más atrás de la Ilustración el nacimiento de una
‘actitud crítica’ que sería “específica de la civilización moderna”
([1969] 2003: 5). Así, según el autor:
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Para Foucault el ethos filosófico de la crítica permanente de nuestro ser
histórico es caracterizado negativamente por (1) el rechazo al ‘chantaje’ de
la Aufklärung (de estar a su favor o en su contra) y (2) evitar la confusión
de identificar el tema del humanismo con la cuestión de la Aufklärung
(lo que hay es una tensión antes que una identidad entre humanismo e
Ilustración). En términos positivos, este ethos filosófico de lo que decimos,
pensamos y hacemos a través de una ontología histórica de nosotros
mismos, se puede caracterizar como: 1) Una actitud limite histórico-crítica
(a partir de la arqueología como método y la genealogía como finalidad)
que significa un cuestionamiento a lo que nos es dado como universal,
necesario, obligatorio mostrando en qué medida es singular, contingente
y expresión de constricciones arbitrarias. Por tanto, “[…] esta crítica
no es trascendental y no tiene como fin hacer posible una metafísica: es
genealógica en su finalidad y arqueológica en su método” (p. 91). 2) Este
ethos también supone la prueba histórico-práctica de los límites que pueden
ser franqueados, es decir, adelantar ciertas transformaciones sobre nosotros
mismos. Sobre esto Foucault plantea su preferencia por transformaciones
precisas, parciales, a las “promesas del hombre nuevo” (p. 93). Finalmente,
3) estas transformaciones sobre nosotros mismos se adelantan sabiendo que
no tenemos acceso (ni nunca lo tendremos) a un conocimiento completo
y definitivo de lo que pueden constituir nuestros límites históricos “[…]
la experiencia teórica y práctica que hacemos de nuestros límites y de
su posible transgresión se encuentra, ella misma, siempre limitada,
determinada y, por tanto, destinada a recomenzar” (p. 93).