Modernidad y diferencia
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[…] ha habido en el Occidente moderno (fechado
grosera, empíricamente, a partir de los siglos
XV-XVI) una cierta manera de pensar, de decir,
también de actuar, una cierta relación con lo que
existe, con lo que sabemos, con lo que hacemos,
una relación con la sociedad, con la cultura, también
una relación con los otros, que podríamos llamar
actitud crítica ([1969] 2003: 4).
La genealogía de esta actitud crítica es situada por Foucault como una
reacción al nacimiento de la gubernamentalización. En sus palabras:
“[…] esta gubernamentalización […] bastante característica de esas
sociedades del Occidente europeo en el siglo XVI, no puede ser
disociada, me parece, de la cuestión de ‘¿cómo no ser gobernado’?”
(p.7). Por tanto, esta actitud crítica es considerada como una reacción
a ciertas articulaciones de la gubernamentalización “[…] el arte de
no ser de tal modo gobernado” (p. 8).3
Antes que detenernos en el detalle de los sin duda fascinantes
planteamientos de Foucault, considero importante llamar la
atención sobre el argumento implícito según el cual la actitud de
modernidad (el ethos moderno) o la actitud crítica (en su juego
con la gubernamentalización) son fenómenos originados en
Europa en unos periodos bien particulares. En este sentido, sería
otra expresión de la manera cómo opera el relato difusionista;
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Este juego entre la gubernamentalización y la crítica, habría que entenderlo
en los siguientes términos: “Y si la gubernamentalización es este movimiento
por el cu