Modernidad y diferencia
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A pesar de lo sugerente del análisis, Latour sigue estableciendo
una equivalencia de facto entre modernidad y Europa, propia de
las retóricas difusionistas. Y aunque no diga nada con respecto
a si la fallida modernidad ha transcendido o no los umbrales de
Europa, el hecho de que muestre que ha sido un acto fallido que
no se ha realizado tal como lo han imaginado las prácticas de
purificación asociadas al discurso de la ‘Constitución moderna’,
no significa que ponga en duda a Europa como el tiempo-lugar
de la (fallida) modernidad.
Incluso autores como Foucault, tan perspicaz en sus análisis
para tantos otros asuntos, parece operar en este tipo de
retóricas difusionistas de la modernidad. Sus ensayos “¿Qué
es la Ilustración?” y “¿Qué es la crítica?” son particularmente
sugerentes para examinar sus supuestos sobre la modernidad, la
cual prefiere concebir en términos de una específica ‘actitud’ o
‘ethos’ antes que como un periodo de la historia (Foucault [1984]
2003: 81). Foucault entiende la ‘actitud de modernidad’ como:
[…] un modo de relación con respecto a la actualidad;
una elección voluntaria que hacen algunos; en fin, una
manera de pensar y de sentir, una manera también
de actuar y de conducirse que, simultáneamente,
marca una pertenencia y se presenta como una
tarea. Un poco, sin duda, como eso que los griegos
llamaban un ethos. Y consecuentemente, más que
querer distinguir el periodo ‘moderno’ de épocas
‘premoderna’ y ‘postmoderna’, creo que sería mejor
averiguar cómo la actitud de modernidad, desde que
se formó, se ha encontrado en lucha con actitudes de
‘contramodernidad’ (Foucault [1984] 2003. 81).
Esta actitud, que estaría encarnada en la Ilustración (Aufklärung),
involucra una problematización de la relación con el presente,