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Intervenciones en teoría cultural
habita los principios de inteligibilidad de los historiadores. El
presentismo histórico consiste en naturalizar las categorías
y experiencias del presente al proyectarlas en la indagación
del pasado en el cual éstas no hacen sentido. Igualmente, el
postestructuralismo como historicidad radical cuestiona el
historicismo en tanto este último supone una lectura teleológica
(progresiva, lineal y sujeta a fines) de la historia.
En últimas, este rasgo de historización radical hace del
postestructuralismo un encuadre no fundacionalista, no esencialista.
Para algunos autores, este rasgo sería definitorio en la caracterización
del postestructuralismo: “[…] el antifundamentalismo y el
antiesencialismo es lo que caracteriza a la teoría postestructuralista”
(Gibson-Graham 2002: 264). Es de este rasgo, además, que se
deriva su potencialidad política radical:
En la medida en que el postestructuralismo
presente una modalidad de crítica que efectúe esta
disputa del movimiento fundacionalista, puede
ser utilizada como parte de una agenda radical.
Nótese que he dicho ‘puede ser utilizada’: pienso
que no existen consecuencias políticas necesarias
de una teoría tal, sino sólo una posible colocación
política (Butler 2001: 18).
3. Problematiza la idea de sujeto autónomo, soberano y racional
como principio de explicación, sin por ello diluir la agencia del
sujeto. Para el postestructuralismo las nociones del liberalismo y
del humanismo clásico del sujeto como una entidad independiente
de los constreñimientos histórico-sociales que toma decisiones
racionales y cuya voluntad es transparente a sí mismo, son
absolutamente cuestionables. La teoría postestructural ha
cuestionado los modelos existentes de la subjetividad e identidad
en tanto suponen la noción liberal burguesa de individuo autónomo