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Intervenciones en teoría cultural
y empobrecimientos, constituye un reduccionismo extremo.
Mi planteamiento es que, frente a la serie de problemáticas que
enfrentamos hoy, la cultura limita la imaginación antropológica por
lo que es pertinente descentrarla, cuando no abandonarla, en nuestra
labor investigativa y de elaboración teórica. Eso es lo que entiendo
por una antropología sin las garantías de la cultura. Dicho esto, hay
que anotar que en los textos de muchos colegas esa antropología sin
las garantías de la cultura no es tanto un proyecto a realizar sino una
práctica ya existente, más incluso de lo que se piensa.
El segundo aspecto de mi propuesta consiste en que una de las
problemáticas que debemos abordar como antropólogos en
relación con la cultura consiste en estudiar seriamente su creciente
presencia y fuerza en el imaginario de nuestra época. Se requiere
de estudios etnográficamente orientados sobre cómo emergen y se
articulan discursos, prácticas y disputas en torno a la cultura en
diferentes escalas y ámbitos de la vida social y política. Así, por
ejemplo, es relevante estudiar etnográficamente las intervenciones
civilizatorias, desde el autoritarismo moral encarnado en nociones
como ‘cultura ciudadana’, abanderada por Antanas Mockus (ex
alcalde de Bogotá), hasta los múltiples efectos del posicionamiento
del multiculturalismo que hace que sólo ciertas diferencias
adquieran relevancia en el imaginario político y jurídico.