La cultura en la imaginación antropológica
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analítica con la cultura como existente en el mundo (confunde
una distinción analítica con una diferencia ontológica). La cultura
no existe como tal en el mundo, sino que es una herramienta
intelectual ‘inventada’ para explicar el mundo, que tiene ciertas
genealogías y trayectorias en las cuales los antropólogos han
ocupado un lugar destacado (cfr. Cuche 2007, Kuper 2001).
Las críticas argumentan que antes que una cosa-ahí esperando
a ser descubierta por el etnógrafo, la cultura es parcialmente
producida a través de su descripción. Esta descripción se instaura
en la posicionalidad del etnógrafo como en la de otros sujetos
igualmente localizados social e históricamente con los cuales
interactúa en el encuadre del trabajo de campo. El conocimiento
etnográfico no es resultado de un encuentro inocente, sino que
está anclado en un entramado de presupuestos e implícitos —
además de las relaciones de poder que lo hacen posible y que
reproduce— que constituyen al etnógrafo y a las personas con las
que trabaja como sujetos (Rosaldo 1991, Vasco 2002). En suma,
la cultura no existe por fuera de los discursos (antropológicos,
pero no solo ellos) que la configuran, lo que no significa que es
simplemente una ficción reducible a estos discursos.
Como resultado de las críticas señaladas, en las nociones
antropológicas de cultura alimentadas por encuadres teóricos y
problemáticas más contemporáneas se puede identificar un segundo
modelo que podríamos denominar el de la cultura como encrucijada.6
Desde este segundo modelo la cultura puede ser pensada como modo
de vida o dimensión, pero no es la entidad homogénea ni aislada que
presentan los estudios orientados por el primer modelo (el de la cultura
como isla). Al contrario, las influencias, cruces, relaciones entre
diferentes culturas en el contexto de las formaciones económicas y
sociopolíticas en las que se encuentran inmersas se hacen relevantes
en la descripción y explicación de las particularidades de una
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Para retomar la imagen sugerida en el título del libro colectivo editado por
François Correa (1993).