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Intervenciones en teoría cultural
Conclusión
El lenguaje analítico que usamos para pensar sobre la raza y
confrontar el racismo debe ser constantemente objeto de escrutinio.
Peter Wade (2002b: 14).
No es suficiente con afirmar que la raza es culturalmente producida
y que las diferencias culturales son racializadas. Hay que establecer
genealogías y etnografías concretas de cómo las diferentes
articulaciones raciales (o la racialización) emergen, se despliegan y
dispersan en diferentes planos de una formación social determinada.
Nuestra propuesta considera que las conceptualizaciones también
son hechos situados históricamente en contextos de enunciación que
les dan su sentido. Esta historización radical pretende alimentar la
lucha conceptual por desestabilizar aún más el pensamiento racial,
que con toda su carga y rearticulaciones sigue estando presente en
nuestros días, hasta en el uso de otros conceptos semejantes como
cultura. No es de extrañar que bajo estos términos acuñados para
evitar la palabra raza se presentara la paradoja de que, a veces sin
pretenderlo, se reprodujeran categorías de raza bien convencionales.
Como se argumentó, la idea no es producir una definición concreta de
raza para tratar de imponerla y medir con ella distintas ‘variaciones’
o ‘interpretaciones’ ―actitud en la que se funda la misma política
conceptual homogeneizante y cientificista de ciertos racismos―, sino
intentar precisar los presupuestos y conceptualizaciones generales,
situados históricamente, en los que se inscribe el pensamiento racial
y que hicieron posible su recurrencia y hegemonía en diversos
contextos en los dos últimos siglos.
Consideramos que la genealogía foucaultiana es una pertinente
estrategia metodológica que puede dar luces en tanto permite