Historizando raza
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elites de una localidad determinada, deben ser entendidas como
el resultado de los diálogos e influencias que estas elites han
sostenido con las categorías raciales que circulan globalmente,
pero no como sus simples ni mecánicas reproducciones en
lo local sino más bien las reelaboraciones y apropiaciones
que operan en contextos concretos y con significantes e
implicaciones específicas:
Implicada en el proceso histórico mundial, la
definición ‘monológica’ (o universal) de raza es una
apariencia. Como herramienta de producción de
diferencias y de sujetos diferentes, la raza se realiza
como concepto mediante diálogos y relaciones
políticas entre quienes califican y quienes son
calificados —y entre los primeros también están los
últimos—. Como concepto político, una característica
importante es que la raza adquiere vida “en
traducción”, ocurre en relaciones cuyos significados
coinciden parcialmente, pero cuyos excesos (las no
coincidencias) aun cuando ‘estorben’, continúan en
circulación (de la Cadena 2007: 12-13).
Por tanto, hay que considerar en el análisis las coexistencias,
tensiones y ensamblajes que un momento y lugar dado pueden
darse entre diferentes sistemas de clasificación racial así como
de los procesos en los cuales las elites locales son interpeladas
por las categorizaciones raciales globales, pero apropiándolas
y transformándolas localmente de la misma manera que las
categorizaciones raciales populares no son un simple reflejo
de las que encarnan las elites en sus proyectos de dominación.
Esto implicaría, entonces, pensar en las externalidades de las
conceptualizaciones de la raza “[…] es decir, las consecuencias
del concepto más allá del mismo” (de la Cadena 2007: 8).