Historizando raza
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estadounidense. En la misma línea de argumentación, Kamala
Visweswaran concluye: “El intento boasiano de asignar raza
a la biología, sin un entendimiento de la biología en sí misma
como un campo de significados sociopolíticos […], llevó a la
incapacidad de la antropología de desarrollar una teoría de la raza
como cultural e históricamente construida” (1998: 77).
Este planteamiento, sugerido por los autores citados para el caso
particular de cierto momento y lugar en la conceptualización
de la raza, nos llevana dos asuntos relevantes para nuestra
propia elaboración. El primero, y el más obvio, es que los
discursos sobre cultura que se configuran como anti-concepto
del de raza, no hacen más que reproducir una matriz del
pensamiento racialista-culturalista en la cual ambos conceptos
son mutuamente configurados. Así, al hablar de cultura en estos
términos no se puede dejar de estar hablando implícitamente de
raza. Esto nos abre el espectro analítico, de los estudios de las
conceptualizaciones raciales, en el marco de sus implícitos, al
discurso de expertos donde opera la cultura-como-(no)raza.
El segundo es menos directo, pero igualmente importante. Nos parece
que si pensamos en términos foucaultianos de formación discursiva,
la ‘biología’ emergería como un objeto, una serie de conceptos, unas
posiciones de sujeto y unas tácticas, como transformación de la
historia natural (Foucault [1966] 2005) y, por tanto, como condición
de posibilidad para pensar de otro modo aquello que empieza
a aparecer en contraste, como la moral, la política, la economía
política y, por supuesto, la civilización o la cultura.
Pero lo más interesante de los planteamientos de Foucault para
nuestra historización de la categoría de raza se deriva de su trabajo
posterior, cuando argumenta que en el régimen de biopoder se
produce la población como objeto de la biopolítica, esto es, como
una serie de tecnologías de seguridad que buscan la regulación