Historizando raza
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‘biología’ y el ‘fenotipo’ son tan producidos como la misma cultura,
tienen una historia relativamente reciente y no son pre-discursivos
(Stocking 1994, Wade 2002b).3 La inferiorización de los otros,
considerándolos incluso no humanos, no es articulada racialmente
de forma inevitable, no supone necesariamente una taxonomía
racial, sino que apunta a un fenómeno por lo demás bastante
extendido que la antropología ha denominado etnocentrismo.
Hay que reconocer lo que Marisol de la Cadena ha denominado las
anterioridades de la raza, esto es, los procesos de sedimentación
y de larga duración que preceden a las conceptualizaciones
de raza propiamente dichas. Las conceptualizaciones de raza
no aparecen de la noche a la mañana “[…] los elementos que
componen el concepto de raza son anteriores a su emergencia,
se mantienen en transformación durante mucho tiempo,
cambian de significados y mantienen su sedimento en tensión
con los cambios que permiten su adecuación en localizaciones
y temporalidades distintas” (De la Cadena 2007: 12). Pero estos
elementos no se pueden confundir con las conceptualizaciones
de raza, aunque hoy nos cueste un trabajo intelectual de lectura
densa del archivo para que no aparezcan como tales. Esto
supone una actitud y una estrategia de abordaje que Foucault
denominó eventualización.4
En este sentido, como Kathryn Burns sugiere: “Historizar la
raza no significa negar las continuidades que existen entre
prácticas contemporáneas y anteriores. Por supuesto existen.
Pero imponer nociones contemporáneas de raza para interpretar
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3
4
Aquí hay un interesante paralelo con el argumento adelantado por Judith
Butler ([1990] 2007) sobre el sexo como una construcción tal, que aparece
como si no lo fuera, como si fuera prediscursivo y ahistórico.
Esta cuestión de método en Foucault sobre la que desafortunadamente no
tenemos espacio para elaborar con detenimiento aquí, ha sido trabajada en
otro lugar (Restrepo 2008). Ver también el Capítulo 3 en este libro.