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Intervenciones en teoría cultural
cualquier entendimiento general y singular de la modernidad
y nos invita a abandonar el concepto como atrapado en una
contradicción sin esperanza” (Kahn 2001: 659). Esta línea de
argumentación crítica, para plantearla en otras palabras, es algo
así como: si cualquier cosa puede ser una modernidad alternativa
o vernácula, entonces nada es modernidad realmente.
El cuestionamiento de Kahn es en parte una reacción a un artículo
escrito por otros dos antropólogos, Harri Englud y James Leach,
en el que estaban problematizando también la idea de múltiples
modernidades. La crítica de estos autores radicaba en que las
formulaciones de múltiples modernidades, muchas de ellas basadas
en estudios etnográficos en sociedades no occidentales, a menudo
estaban asumiendo irreflexivamente una teoría de la modernidad que
implicaba una serie de meta-narrativas. Por meta-narrativas Englud
y Leach (2000) refieren a ciertos supuestos de orden filosófico
que estaban implícitos en la teoría de la modernidad con la que se
operaba y desde los cuales se interpretan las más variadas realidades
sociales y culturales. En otras palabras, con una idea prefabricada
de la modernidad se estaban interpretando las disimiles realidades
sociales, que en su variabilidad eran consideradas entonces como
múltiples modernidades. La paradoja consiste en que al querer
descentrar la modernidad del lugar y del tiempo de Europa como
un gesto de desestabilización del etnocentrismo, lo que estaban
haciendo realmente era reforzarlo al mantener fuera del examen la
meta-narrativa de la modernidad con la que estaban interpretando las
más variadas prácticas y contextos sociales (Englud y Leach 2000).
Como lo clarificaba uno de los autores, “[...] nosotros advertimos
contra la total adopción de una teoría de la modernidad sin darse
cuenta del poder de las meta-narrativas que contiene para or v旦