Intervenciones en teoría cultural | Page 108

Modernidad y diferencia 107 […] un espacio discursivo en el que la idea de una modernidad singular ha sido suspendida en un nivel ontológico; donde Europa ha sido provincializada, es decir, desplazada del centro de la imaginación histórica y epistémica; y donde el examen de modernidades concretas, proyectos simétricos y procesos descoloniales puede ser iniciados en serio desde una perspectiva des-esencializada (2010: 342). De cierta manera la noción de ‘modernidades vernáculas’ sugerida por Stuart Hall ([2000] 2010) se mueve en un registro bastante parecido al elaborado por Escobar con la idea de modernidades alternativas. Para Hall, las modernidades vernáculas serían ese conjunto disperso de modulaciones locales ‘desde abajo’ que traducen, desvían y rearticulan los imperativos de la tecnomodernidad occidentalizadora. Estas modernidades vernáculas “Constituyen la base para una nueva clase de ‘localismo’, que no es particularista de manera autosuficiente sino que surge dentro de lo global sin ser simplemente un simulacro de ello mismo […]” (Hall [2000] 2010: 590). Como hemos visto, la idea de modernidades alternativas supone una pluralización del análisis histórico y contemporáneo de las posibles articulaciones de la modernidad. Desde esta perspectiva se hace referencia a modernidades en plural en vez de a la modernidad en singular. Esto no es un mero desplazamiento gramatical, sino una transformación en la conceptualización articulada por los académicos pero también del imaginario histórico y político que constituye nuestro presente. Aunque desde esta perspectiva la modernidad no es equivalente a euro-modernidad, esto no quiere decir que la relación entre modernidad y Europa sea cualquiera. No se puede desconocer que, por lo menos desde finales del siglo XVIII, gran parte de los proyectos de colonización y de dominación europea (dentro y fuera del continente europeo, por europeos nacidos en Europa