22
Intervenciones en teoría cultural
evolucionista, para Taylor la cultura de la humanidad era una sola.
De ahí que hablara de Cultura en singular y con mayúscula inicial.
Con el particularismo histórico propuesto por Franz Boas a
principios del siglo XX, se cuestiona este tipo de generalizaciones
propias del evolucionismo y se descarta la noción de una
sola cultura para empezar a hablar de culturas en plural. Este
desplazamiento de la Cultura (como una) a las culturas (en su
irreductible pluralidad) se asocia también al surgimiento del
relativismo cultural: cada cultura es entendible y valorable en sus
propios términos. Por su parte, con el funcionalismo de Bronisław
Malinowski la cultura (o la totalidad social) es pensada como
un organismo, como una totalidad integrada y funcional donde
cada uno de sus componentes (las instituciones) desempeña una
función determinada en la reproducción del todo.
El neoevolucionismo y la ecología cultural estadounidense de los años
cincuenta, consideran la cultura como un mecanismo de adaptación
extrasomático en estrecha relación con el entorno ambiental. Con
Claude Lévi-Strauss y el estructuralismo en antropología, se impone
la analogía de la cultura estructurada como el lenguaje (o, más
precisamente, como lengua), como sistema de diferencias compartido
e inconsciente. Posteriormente el interpretativismo introducirá
una noción semiótica de cultura a la que definirá como telaraña de
significados en las que los seres humanos nos encontramos atrapados,
pero que hemos construido nosotros mismos. El interpretativismo,
entonces, entiende la cultura como texto.
Esta multitud de abordajes teóricos, propios de las antropologías
clásicas o convencionales, se puede referir esquemáticamente a
ciertas ‘figuras’ o ‘metáforas’: ‘la cultura como organismo’ (en
el funcionalismo, por ejemplo), ‘la cultura como mecanismo de
adaptación extrasomática’ (en ciertas versiones de la ecología
cultural), ‘la cultura como lengua’ (a la manera levistraussina) y