4. CONCLUSIONES
4. Conclusiones
A lo largo del trabajo hemos seguido los pasos que resumimos en la Introducción,
correspondientes a las secciones 1., 2. y 3. En la primera sección explicamos el problema de las
fuentes, lo que nos llevó a prestar atención a algunos trabajos arqueológicos que se realizaron
junto al análisis de fuentes históricas y mitológicas. Dichas investigaciones develaron muchos
materiales que han permitido situar los niveles arqueológicos en determinadas épocas,
concluyendo, mediante la comparación con los poemas homéricos, que muchas de las escenas
narradas nos muestran elementos correspondientes a la cultura micénica, más
específicamente la circunscripta entre los años 1600 y 1200 a. C. Se pudo así determinar en
trazos generales los modos de vida de esta civilización, revelando a la vez los contactos con
otros pueblos, entre los cuales se destacan los aqueos y los cretenses. El primero, analizado
también en esta misma sección, y que según los trabajos que tomamos como base se habrían
fundido con los micénicos, muestra gran cantidad de datos sobre el rol de la mujer en aquellas
tierras, rol en muchos aspectos compartido por los micénicos en lo que se puede distinguir
como propiamente suyo; el segundo quedó por el momento postergado para un análisis
posterior. Luego de los micénicos y los aqueos, nos detuvimos en algunos aspectos sobre Troya
y, por último, en relación al presente homérico. A medida que fuimos avanzando nos dábamos
cuenta de que no era posible, con los datos que se tienen hoy en día, discernir con demasiada
concreción y objetividad entre los fenómenos femeninos de los micénicos, los aqueos y los
troyanos. Las conclusiones parciales que podemos extraer de esta parte del trabajo indican
que se trataba de pueblos cazadores y guerreros, con una preponderancia del papel masculino
sobre las actividades más importantes para ellos.
La segunda sección se basó en la lectura de los personajes tanto mortales como
inmortales de la Ilíada. Las primeras mostraron un desenvolvimiento en general pasivo, lo cual
indica una correspondencia más directa entre las mujeres de la obra y el ideal de la época o las
épocas representadas. No obstante, un seguimiento más agudo nos permitió descubrir que
había ciertas contradicciones entre dicho ideal y los personajes. Las segundas, en cambio,
señalaron desde el comienzo las incongruencias, pues su poder es mucho más fácil de ver.
Destacamos, entre las divinidades de la epopeya, a Hera, Atenea, Ártemis y Afrodita, cuyas
características, epítetos y acciones nos remiten al pasado que alguna vez tuvieron, mucho más
trascendental de lo que se supone en la época homérica estudiada en la sección 1. De este
modo se comprobaba el primer planteamiento de nuestra hipótesis, esto es, la presencia de
un poderío femenino paradójico en relación con el resto de los datos que poseemos sobre la
cultura que creó el poema; y estos mismos rasgos de las deidades, unas veces físicos, otras
espirituales o de esencia, y otras de actuación, nos sirvieron de apoyo para rastrear lo que
sería el objeto de estudio de la última sección.
Aquí pudimos desvelar los orígenes de muchas de estas diosas. Así como las
anteriores, la sección 3. fue subdividida. Por un lado, nos detuvimos en la cultura cretense, ya
que habíamos vislumbrado anteriormente que habría sido muy determinante en la religión
micénica. Los elementos observados aquí nos permitieron establecer diversos puntos de
enlace entre ambas civilizaciones, lo cual significó la gran probabilidad de que esta cultura