Intertexto3.0 -Aniversario | Page 64

2. LA MUJER HOMÉRICA Afrodita De su vitalidad derivan hoy en día términos como el famoso “afrodisíaco”, aplicado a elementos que sirven para aumentar el apetito sexual. Era la gran diosa de la fertilidad y el amor en las civilizaciones babilonia, fenicia y la de varios pueblos asiáticos. En el territorio heládico se sumó a la tradición que derivaría en la cultura griega y allí se hizo prácticamente nativa. En estas tierras se habría encontrado con una figura aborigen a la que posiblemente, según Otto 68 , se le pueda atribuir el hecho de que la Afrodita venerada en los jardines cerca de Atenas fuera caracterizada como “la más vieja de las Moiras”. El autor afirma que “la idea que se caracteriza para nosotros con el nombre de Afrodita es de genuino cuño y de espíritu propio del helenismo prehomérico”. Mientras en la Ilíada se la muestra hija de Zeus y Dione, en la Teogonía de Hesíodo resulta nacida de los genitales de Urano junto a la espuma del mar en que cayeron. Su esencia parece conservar parte del mito cósmico mezclado con un espíritu genuinamente helénico, siendo la diosa del mar y de la vegetación. Su encanto se extiende sobre el mar y la tierra y hace nacer la travesía y el “encanto de la naturaleza floreciente”. Ha sido elegida por Alejandro como la más bella de las inmortales y conocemos que, como causa y consecuencia de este hecho, le dio a aquél el trofeo de la más hermosa de las mortales, Helena. Sabemos también que éste fue el origen mitológico de la guerra de Troya. Su presencia se hace notar de manera inesperada en el momento en que salva a Paris frente a Menelao, ante quien estaba a punto de sucumbir. La escena que sigue tiene un profundo interés dramático para muchos estudiosos. En su esencia –por ser redundantes– afrodisíaca, hace sentir a Helena un profundo ardor frente al hermoso porte de Paris, quien, a pesar de venir de la guerra, parece más volver de una danza. Sendos personajes yacen en el lecho en un acto amoroso que contrasta enormemente con la acción bélica de la que él procede. Parece ser que la influencia de Afrodita logró combatir contra los horrores de una cruenta y sangrienta guerra. En esta escena podemos observar un vínculo con su carácter de diosa de la naturaleza floreciente, relacionada con las Cárites, los benéficos espíritus del crecimiento que tejen su peplo en el canto V 335 y ss. Tiene también sus favoritos, que son hombres en los que triunfa lo femenino sobre las cualidades masculinas. La recriminación a Paris que ya hemos señalado por su carácter mujeril es claro ejemplo de ello. Los hombres de la época heroica veneran la guerra y aborrecen al hombre que se preocupa más por su belleza y sus placeres. Sin embargo, la guerra continúa su curso sobre los cimientos de estos placeres, puesto que la causa ha sido el rapto de Helena. Ha sido el fogoso amor y el encanto de una mujer los que permitieron representar los ideales bélicos de los hombres de aquellos tiempos e, insistimos, brindarle una faz poética de extraordinaria altura a la epopeya. El género masculino consideró que estos poderes son genuinamente femeninos 69 y juzgó a Pandora, quien recibe la gracia y la seducción de Afrodita, el arquetipo de mujer, por los infinitos males que provocó en la humanidad. Empero, los vestigios de una estima más alta se pueden hallar excavando entre los restos de estas interpretaciones de la feminidad. 68 69 Otto, op. cit., p. 75. C. XXIV, v. 30