LA MUJER EN LA GRECIA HOMÉRICA
un plan elaborado: endulzará al omnipotente con sus encantos femeninos, ayudada por el
cíngulo de Afrodita, provocará luego el sueño en él y abrirá así el paso a Poseidón para que
vuelva a luchar junto a los mortales 42 . La contemplamos, pues, en plena actitud de rechazo
ante las decisiones de su marido. Su voz se hace oír entre todas las de la morada de los dioses,
permitiendo así que la presencia femenina no quede apartada en sus asambleas.
Según un antiguo mito narrado por Agamenón en XIX, éste no sería el primer artificio
que haya tramado contra él, pues en otro tiempo en que Alcmena había de dar a luz a
Heracles, “Hera, no obstante ser hembra, le engañó (…) hablándole con astucia” 43 . Es
significativo el que Agamenón haga hincapié en la naturaleza “hembra”, porque indica que no
se trata de una diosa con características masculinas que con el correr del tiempo se haya
transformado en mujer, hecho que nos haría hablar de esta cuestión de una manera más
amplia, como sucederá con Atenea. Además, la frase entera no da lugar a pensar en la
feminidad como un género predispuesto a acciones “bajas” como la mentira, puesto que, en
lugar de eso, parece recalcar la acción como paradójica en relación con el sujeto actante. Por
otro lado, sabemos por figuras como la de Odiseo y por el sentimiento benéfico que despierta
en multitud de personajes, que el engaño no es considerado en la cultura aquí representada
como un proceder innoble. Antes que eso, es digna de alabar la facilidad que tienen ciertas
figuras para confundir. Unos versos más adelante dentro de la misma anécdota, se vuelve a
recalcar esta capacidad: “Y hablándole con astucia, le replicó la venerable Hera”.
Dijimos anteriormente que ciertos epítetos nos revelan características de los dioses. En
el caso de esta diosa, entre los epítetos encontramos el de “ojos de vaca”. Más tardíamente, el
pavo real sería el animal sagrado atribuido a su figura. Pero el de la vaca es anterior, pertenece
a pueblos de otras culturas que alababan tanto a la vaca como al toro. Ya profundizaremos en
esta cuestión.
Atenea
Si asociamos a Hera con Atenea podremos ver, como observa Olaya Fernández
Guerrero 44 de manera particular en la segunda, una “reivindicación del reconocimiento del
valor femenino”.
Esta diosa, nacida de la cabeza de Zeus –pues éste, tras la advertencia de Urano y Gea
de que si tenía una hija, a continuación nacería un hijo que le quitaría el poder, se tragará a su
madre Metis aun embarazada– tiene el don de la sabiduría y el conocimiento práctico. No es
de extrañar su maravillosa inteligencia, pues su madre era la diosa de la inteligencia (mentis) y
las condiciones de su “parto” son totalmente especiales, como el lector de esta monografía
puede apreciar. Al hecho de que haya nacido propiamente de Zeus y no de Metis se atribuye
la preponderancia de la figura masculina en la procreación de seres con condiciones elevadas
para el espíritu griego. Sin embargo, la actuación de Atenea pasa, creemos, por encima de
42
C. XIV, vv. 292-352.
C. XIX, vv. 95 ss.
44
Fernández Guerrero, Olaya, El hilo de la vida. Diosas tejedoras en la mitología griega, Universidad
Nacional de La Rioja, 2012.
43