LA MUJER EN LA GRECIA HOMÉRICA
ligada a los ciclos vegetativos de la vida y la resurrección. Veremos más adelante algo más
sobre las Erinias, sobre esta Gran Diosa y sobre la tierra como símbolo de fertilidad.
Estas y tal vez otras acciones de las mujeres son motivo para creer que exista una
cierta huella de épocas remotas, en donde la mujer incluso podría elegir con quien entablar
una relación amorosa, hecho que podemos ver en algún sentido en Helena. Concluye Gil el
apartado explicando que “estas confusiones, reflejadas en los poemas homéricos, no son sino
el resultado de anomalías transitorias producidas por la colisión y fusión de dos culturas
diferentes, la de los pueblos del Egeo, con un sistema matriarcal, en que la sucesión seguía la
línea femenina, carente de un matrimonio formal por unirse la mujer a quien quería, y la de los
aqueos, con una rígida organización patriarcal, donde la mujer quedaba ligada a un solo
hombre, mientras el varón gozaba de amplia libertad sexual. El triunfo de este último sistema
no se realizó sin pugna, según indican ciertas sagas como la de Clitemnestra, o la de la mujer
de Amíntor” 30 .
2.1.2. Las figuras femeninas inmortales
Nos hallamos aquí ya en un terreno donde se hace más clara una presencia femenina
inexplicable en términos de una religión de base patriarcal. En el canto VII, durante un diálogo
entre Apolo y Atenea, el primero le recrimina a la segunda que a “las inmortales” les place
“destruir esta ciudad (Troya)” 31 . La importancia de estas “inmortales” es tal, que el “que hiere
de lejos” le ofrece –casi desesperadamente, podríamos decir– un pacto, sabiendo de todos
modos que la destrucción de la ciudad troyana, la cual el querría evitar, está prefijada por el
destino. Varios pasajes que aquí expondremos ampliarán el panorama de este
empoderamiento femenino en el Olimpo.
Como explica Walter F. Otto 32 , algunas de estas diosas tienen orígenes remotos y
extranjeros, pero con el tiempo y al adoptar las formas del continente occidental, o tomar
contacto con otras divinidades aborígenes de estos suelos, terminaron por hacerse
“totalmente griegas”. No obstante, en un análisis detallado de la obra se pueden hallar las
huellas que ha dejado su pasado, en ciertos epítetos, ritos, sacrificios y acciones, en las cuales
pervive su esencia o, al menos, una parte de ella.
La primera deidad femenina que aparece es Tetis 33 , quien consuela a su hijo Aquiles y
le encomienda abstenerse de combatir –será ella, además, la que pida a Hefesto fabricar 34 y
entregue las armas 35 al “de pies ligeros” al momento de volver a la guerra. Con el deseo de
procurar la gloria del héroe mediante el sufrimiento de los aqueos, se presenta ante Zeus. Este
dios presume en reiteradas ocasiones de su vasto poder entre todos los inmortales y, en
efecto, muchos le temen. No obstante, accede a contentar a la diosa, con lo cual se puede
notar que el comienzo de la desgracia de los invasores y el pie que otorga su larga trama a la
Ilíada parte del anhelo y el logro de ésta. El más poderoso de los dioses se verá más tarde
30
Rodríguez Adrados, op. cit., p. 367-68.
Homero, op. cit., C. VII, vv. 25 ss.
32
Otto, Walter F., Los dioses de Grecia, Ediciones Siruela, Madrid, 2003.
33
C. I, vv. 488-530.
34
C. XVIII, 368 ss.
35
C. XIX, 340 ss.
31