LA MUJER EN LA GRECIA HOMÉRICA
2.1.
Representaciones de la mujer en la Ilíada
Ahora bien, en la Introducción se ha afirmado que este papel es reflejado con cierta
fidelidad en las figuras femeninas mortales de la Ilíada, mientras que, en torno a las
inmortales, este rol está trastocado. En efecto, creemos que las diosas tienen un poder mucho
mayor dentro del ámbito de los olímpicos y esto nos dio la pauta para pensar que en esta obra
confluyen elementos patriarcales de una tradición de pueblos con esta organización social,
representados en las mortales, con, al menos, una reminiscencia de otros matriarcales,
correspondientes a la religión y provistos por otras culturas. Analicemos el fenómeno
femenino que se visualiza en las figuras mortales de la Ilíada, para luego pasar a las inmortales.
2.1.1. Las figuras femeninas mortales
En el trabajo ya citado, Luis Gil describe la sociedad reflejada en la epopeya homérica
como lo que ya hemos estado viendo en la primera sección del presente trabajo: una sociedad
con un régimen patriarcal, donde la familia es gobernada por el padre, cuyo hijo mayor, en
edad adulta es quien toma el mando en caso de ausencia de aquél. El espacio propio de la
mujer es el hogar y sus tareas, domésticas. Asimismo, Rodríguez Adrados, varias páginas más
arriba 26 , habla del deber de fidelidad del pueblo para con el rey, subrayando “el carácter
patriarcal y personalista de toda la institución”, lo que se puede comparar con la naturaleza de
la relación del padre de familia con el resto de sus miembros. Sinteticemos algunos casos en
que se evidencia esto.
El primer caso, y el más evidente tal vez, se halla en el canto I. Briseida y Criseida son
tomadas como posesiones de Aquiles y Agamenón, respectivamente. El segundo de estos
reyes reclama, a cambio de la devolución de Criseida a su padre, el premio del primero, quien
se rehúsa al principio, argumentando que la ha ganado con sus propias manos. En esta línea
tenemos también los casos de la servidumbre femenina que, aunque no se explicita en el
texto, se sabe que eran obtenidas como botín de guerra. Así también se nos presentan en
varios discursos de los héroes, los cuales manifiestan muchas veces su deseo de combatir para
que los enemigos no reduzcan a sus mujeres y a sus hijos a la esclavitud. Por otro lado,
encontramos el segundo caso, el de las mujeres casadas. Éstas, aunque no aparecen en
abundancia en la Ilíada por ambientarse justamente en un escenario de guerra, que, por lo
demás, atestigua la no participación de las mujeres en conflictos bélicos, sí pueden verse en
Troya, en donde ser refleja su conducta fiel a los maridos.
Sin embargo, Gil llama nuestra atención sobre un aspecto extraordinario que muy a
menudo ha pasado por alto: “en los poemas homéricos, aun de un régimen estrictamente
patriarcal (…) existen ciertas contradicciones, que no encuentran otra explicación sino la de
reminiscencias de otras más antiguas” 27 . Uno de sus ejemplos es el caso de Belerofontes, cuya
historia se explicita en el canto VI y en la cual se lo muestra rechazando los intentos de
seducción de su madrastra. En un sistema de valores donde la castidad del varón era
considerada como una debilidad dentro de sus ideales guerreros y su predilección a los
26
27
Rodríguez Adrados, op. cit., p. 340.
Idem, p. 365.