Intertexto3.0 -Aniversario | Page 55

LA MUJER EN LA GRECIA HOMÉRICA 2.1. Representaciones de la mujer en la Ilíada Ahora bien, en la Introducción se ha afirmado que este papel es reflejado con cierta fidelidad en las figuras femeninas mortales de la Ilíada, mientras que, en torno a las inmortales, este rol está trastocado. En efecto, creemos que las diosas tienen un poder mucho mayor dentro del ámbito de los olímpicos y esto nos dio la pauta para pensar que en esta obra confluyen elementos patriarcales de una tradición de pueblos con esta organización social, representados en las mortales, con, al menos, una reminiscencia de otros matriarcales, correspondientes a la religión y provistos por otras culturas. Analicemos el fenómeno femenino que se visualiza en las figuras mortales de la Ilíada, para luego pasar a las inmortales. 2.1.1. Las figuras femeninas mortales En el trabajo ya citado, Luis Gil describe la sociedad reflejada en la epopeya homérica como lo que ya hemos estado viendo en la primera sección del presente trabajo: una sociedad con un régimen patriarcal, donde la familia es gobernada por el padre, cuyo hijo mayor, en edad adulta es quien toma el mando en caso de ausencia de aquél. El espacio propio de la mujer es el hogar y sus tareas, domésticas. Asimismo, Rodríguez Adrados, varias páginas más arriba 26 , habla del deber de fidelidad del pueblo para con el rey, subrayando “el carácter patriarcal y personalista de toda la institución”, lo que se puede comparar con la naturaleza de la relación del padre de familia con el resto de sus miembros. Sinteticemos algunos casos en que se evidencia esto. El primer caso, y el más evidente tal vez, se halla en el canto I. Briseida y Criseida son tomadas como posesiones de Aquiles y Agamenón, respectivamente. El segundo de estos reyes reclama, a cambio de la devolución de Criseida a su padre, el premio del primero, quien se rehúsa al principio, argumentando que la ha ganado con sus propias manos. En esta línea tenemos también los casos de la servidumbre femenina que, aunque no se explicita en el texto, se sabe que eran obtenidas como botín de guerra. Así también se nos presentan en varios discursos de los héroes, los cuales manifiestan muchas veces su deseo de combatir para que los enemigos no reduzcan a sus mujeres y a sus hijos a la esclavitud. Por otro lado, encontramos el segundo caso, el de las mujeres casadas. Éstas, aunque no aparecen en abundancia en la Ilíada por ambientarse justamente en un escenario de guerra, que, por lo demás, atestigua la no participación de las mujeres en conflictos bélicos, sí pueden verse en Troya, en donde ser refleja su conducta fiel a los maridos. Sin embargo, Gil llama nuestra atención sobre un aspecto extraordinario que muy a menudo ha pasado por alto: “en los poemas homéricos, aun de un régimen estrictamente patriarcal (…) existen ciertas contradicciones, que no encuentran otra explicación sino la de reminiscencias de otras más antiguas” 27 . Uno de sus ejemplos es el caso de Belerofontes, cuya historia se explicita en el canto VI y en la cual se lo muestra rechazando los intentos de seducción de su madrastra. En un sistema de valores donde la castidad del varón era considerada como una debilidad dentro de sus ideales guerreros y su predilección a los 26 27 Rodríguez Adrados, op. cit., p. 340. Idem, p. 365.