Intertexto3.0 -Aniversario | Page 54

2. LA MUJER HOMÉRICA 2. La mujer homérica Hemos dicho que gran parte del mundo representado en la Ilíada está compuesto por elementos de la cultura micénica, la cual carga con un estado que se ha mantenido durante algún tiempo por la piratería, para luego transformar sus prácticas económicas asemejándolas a las cretenses con su comercio dirigido por mar. Hemos también trazado una línea de tiempo que comprende las distintas ocupaciones del territorio griego desde los micénicos, pasando por los aqueos y llegando, por último, a los dorios. En este recorrido se ha observado un creciente “salvajismo” hacia prácticas guerreras que, dentro del primer y segundo grupo humano, queda reflejado en gran parte en la Ilíada. Pero, también, otra buena parte de la epopeya evoca elementos de tipos más recientes de la cultura griega, mostrando un humanismo nuevo en distintas figuras y temas que han sido asignados a la propia creación de Homero. Señalamos, en este sentido, que los aportes de algunos estudiosos indican un cierto camino para rescatar lo importante sobre la historicidad de los relatos homéricos en detrimento de otro: ven la historia, no como una sucesión de hechos que han ocurrido en la realidad, sino como la concepción de los mismos y su conjugación con componentes morales, religiosos, etc. que forman parte de la realidad de un pueblo. Así, la realidad reflejada por la Ilíada no debe ser tomada como la realidad de una determinada época, sino como la intersección de distintos momentos, sumada al aporte de la tradición y del propio Homero. En todo este panorama, hemos intentado dejar un relevamiento de los elementos más destacados que sirvan para nuestro tema y propósito, elementos que tienen que ver con la concepción de la mujer en estas distintas sociedades que hemos ido describiendo. Como queda visto, en estas culturas regía ya un orden patriarcal y la mujer, en general, era relegada a un segundo plano. Las mujeres tenían un espacio propio, el oikos, es decir, el hogar. Allí se ocupaban del mantenimiento del hogar y del cuidado de la casa, entre cuyos quehaceres estaban comprendidos el abastecimiento de alimentos, la fabricación de ropa a partir del cardado de lana y del tejido mediante este material, el cuidado y educación de sus hijos e hijas y la distribución de los bienes materiales a los integrantes de la familia. Socialmente se las consideraba inferiores y, por ello, siempre dependían de otro hombre: primero del padre y luego del esposo, a cuya casa se trasladaban una vez contraído el matrimonio. De este modo, sus posesiones se veían muy limitadas y su acción, reducida a las fronteras del hogar, mientras que el hombre se desenvolvía principalmente en el exterior, aunque también podía realizar ciertas tareas en el interior, por ejemplo, en sus talleres. En tiempos de guerra, las esposas brindaban su aporte a los combatientes mediante el apoyo moral y la continuación de las tareas de la casa con el propósito de que su hogar siguiera en pie mientras él se encontraba ausente. Muchas veces también donaban ropa y alimentos al ejército 25 . 25 Sánchez Varela, Alba, Sobre las mujeres en la antigua Grecia.