Interdefensa Numero 11 | Page 56

Malvinas 31 Años Ejército y nuestro Grupo de Operaciones Especiales( GOE) que completaría, en caso necesario, la toma del aeropuerto. Además, un jeep asignado al general. Los despegues de los C-130 estaban previstos con intervalos de una hora y el tiempo de vuelo calculado en una hora y cincuenta minutos; el de los F- 28 en una hora y cinco minutos. Tanto el control general de la Operación como el del tráfico aéreo estaban a cargo del buque insignia, que era una de nuestras fragatas tipo 42. Precisamente ellos nos ordenaron por VHF demorar el aterrizaje hasta que la pista estuviera libre de obstáculos; los otros Litros redujeron su velocidad o demoraron el despegue. La espera en las proximidades del aeropuerto fue larga, pero no aburrida. Por una parte, el circuito hipódromo que efectuábamos con rumbo este-oeste tenía un cumulito estacionado en el extremo más alejado de las islas que nos « sopapeaba » en cada ocasión en que nos metíamos en él. Por la otra, nuestro mecánico Juan Rydzik— empedernido radioaficionado y dueño de un equipo portátil que abarcaba distintos tipos de frecuencia— había logrado interceptar en banda ciudadana a una dama que, al menos en apariencia, coordinaba la defensa de la milicia voluntaria de los isleños.
Interdefensa Militar Argentina
Historias de Malvinas Supimos que estábamos cerca del aterrizaje cuando la escuchamos decir algo a parecido a— Ya les hemos dado suficiente trabajo a los « argies » como para justificar nuestro honor de británicos. Regresemos a casa a descansar y tomar te bien caliente— frase que nos tranquilizó porque no es bueno que los civiles se involucren en acontecimientos bélicos, en especial cuando se pretende evitar derramamiento de sangre. Poco después autorizaron el aterrizaje y sabiendo que en final pasaríamos muy cerca del faro del cabo Pembrook, consulté si había sido tomado— Afirmativo, ya ondea en él la bandera argentina— fue la orgullosa respuesta del radio operador de la fragata. Por el Public Adress avisamos al Grupo de Operaciones Especiales y a nuestros pasajeros que todo estaba bajo control y que el aterrizaje sería normal. La tensión del presunto e inminente combate se disipó y volvieron las sonrisas. En tierra estaban los buzos tácticos de la Armada que nos habían despejado la pista. Uno de ellos, con su arma terciada a la espalda y el traje de neopreno colocado, se me acercó al verme encender un cigarrillo— Señor, disculpe que lo manguee, pero ¿ me haría la gauchada de convidarme un pucho y fuego? Hace rato que me muero de

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