Instituto Mexicano de Economía del Comportamiento CONTRIBUCIONES CONTRA LA CORRUPCIÓN | Page 9

Un último experimento referente a la detección es el presentado por Barr et al. (2009) basado en un modelo de principal-agente en el que el agente ha de proveer de un servicio a un tercer sujeto. Debido a las asimetrías en información, el principal cuenta con un supervisor que controla a los agentes pero que pueden comportarse de forma oportunista. El experimento se condujo con trabajadores del sector público de salud en Etiopía. Si los suje- tos que requerían los servicios escogían a los agentes previamente, los agentes proporcionaban mejores servicios. Si los supervisores eran escogidos mediante votación pública, tendían a controlar de forma más intensiva. b. Castigo Una vez que analizamos los experimentos que tratan de investigar qué mecanismos de control y detección son más eficaces para reducir los niveles de corrupción, es necesario indagar sobre cómo las sanciones a los funciona- rios que han utilizado su puesto para beneficio propio pueden también ser efectivas para este fin. Abbink et al (2002) diseñaron el primer experimento en un laboratorio introduciendo un juego de corrupción interactivo en el que influyen la reciprocidad, la confianza y la reputación. Este experimento introdujo los concep- tos de castigo y externalidades negativas sobre el público. Su investigación incluyó tres tratamientos diferentes durante un número determinado de rondas por parejas, uno de los jugadores siendo una empresa y el otro un funcionario público. En una primera fase, la empresa decide si quiere proponer un soborno al funcionario y que acarrea una tasa de transferencia relativamente baja. La empresa tiene libertad de elegir la cuantía del soborno. Si el funcionario rechaza el soborno, ambos jugadores reciben su asignación inicial menos la tasa de transferencia que la empresa ha de pagar independientemente de que la oferta sea aceptada o no por el funcionario. Si el fun- cionario acepta el soborno, sus beneficios incrementan de forma significativa. En una segunda fase, el funcionario decide entre dos opciones, X & Y, siendo una de ellas claramente ventajosa para la empresa (Y). Uno de los tratamientos introducía una fase de “muerte súbita” en el que los autores trataron de introducir rasgos del mundo real en el juego, como el hecho de que la probabilidad de ser detectado en actividades corruptas es baja, pero las consecuencias pueden ser muy elevadas, llegando a penas de prisión. Los jugadores, en este tercer tratamiento, podían ser detectados con un 0.3% de probabilidad siendo eliminados sin recibir ningún pago del juego. Abbink et al. (2002) descubrieron que la amenaza de castigo tiene un impacto significativo, reduciendo sobre un 30% la frecuencia con la que los funcionarios escogían la opción corrupta como muestra de reciprocidad, así como la cantidad media ofertada como soborno por parte de las empresas. Por ello, los autores constatan que la probabilidad de sanciones severas es un gran paliativo para la corrupción. Finalmente, este experimento en- contró que los sujetos no tienden a hacer una evaluación correcta de la probabilidad de detección, ya que tendían a infravalorarla, por lo que los autores concluyen que si los sujetos fueran capaces de hacer una estimación cor- recta de la probabilidad de detección, la política sería incluso más efectiva. Años después, Abbink et al. (2013) recrearon un sistema de responsabilidad asimétrica en la detección de acepta- ción de sobornos. La responsabilidad asimétrica implica un mecanismo en el que los sobornadores cuentan con plena inmunidad, por lo que no tendrían consecuencias legales si el intercambio fuera detectado. La culpabilidad del acto recaería sobre los funcionarios públicos que hubieran aceptado la oferta. Los resultados mostraron que al haber un reparto desigual del riesgo, se incrementaron las denuncias por parte de los ciudadanos de la demanda de sobornos por parte de los funcionarios, a la vez que se reducía la proporción de funcionarios que demandaban sobornos. En los distintos tratamientos que llevaron a cabo, Abbink et al (2013) encontraron una minoría de ci- udadanos que se negaron a pagar sobornos, a pesar de la pérdida de ganancias potenciales que ello conllevaba. En uno de los tratamientos de este experimento, se permitió a los funcionarios públicos tomar represalias contra aquellos ciudadanos que denunciaron las demandas de soborno. En este caso, tanto las demandas de soborno como las denuncias por las mismas permanecieron a niveles cerca- nos a aquellos registrados bajo responsabilidad simétrica.