Instituto Mexicano de Economía del Comportamiento CONTRIBUCIONES CONTRA LA CORRUPCIÓN | Page 6

El rol de las características individuales en la corrupción Existen estudios que encuentran ciertos patrones comunes en un grupo correlacionados con el nivel de corrup- ción. Por ejemplo, Treisman (2000) determinó que aquellos países cuyas principales religiones tienen estructuras jerárquicas tales como el catolicismo o el islam, son más proclives a ser corruptas que otras con estructuras más individualistas como la religión protestante. Lee y Guven (2013) hallaron evidencia de que, a grandes rasgos, so- ciedades más machistas tienden a entender la corrupción como un problema menos severo. Partiendo de la base que la aceptación de la corrupción, como un problema menos severo, puede conducir a ser más proclive a actuar de tal forma en el futuro, estos hallazgos tienen claras implicaciones sobre el nivel de corrupción de un país. Sin embargo, estos estudios no han sido llevados a cabo en el laboratorio, y por tanto es complicado controlar qué variables exactamente determinan los niveles de corrupción a nivel individual. Esta sección se centra en estas investigaciones estudiando los efectos de grupos sobre el género, la edad y principalmente la cultura. Rivas (2008) analizó en el laboratorio los efectos de género sobre la corrupción investigando si el comportamiento de los jugadores variaba en función del sexo de sus rivales. Rivas encontró que dependiendo del género del jugador contrario, los individuos variaban su comportamiento a la hora de ofrecer un soborno. Sin embargo, la cantidad media ofertada como soborno es significativamente más baja si el sobornador es una mujer. Las mujeres tienden a aceptar sobornos con menor frecuencia si el sobornador es también mujer. El autor concluye que los hombres son generalmente más corruptos que las mujeres y que nombrar a mujeres para que ejerzan trabajos donde fre- cuentemente se llevan a cabo transacciones corruptas podría reducir el nivel de corrupción. Sin embargo, no es el único estudio que llega a unas conclusiones similares; Schikora (2011) encontró que las transacciones corruptas son más estables cuando el funcionario es un hombre. Los efectos de género también fueron detectados mediante una mayor propensión al castigo cuando no se observan acciones recíprocas con los hombres en el rol de clientes que con las mujeres y una actuación de acorde a ello basado en la anticipación de tal comportamiento cuando el hombre ejercía el rol de funcionario. tamiento cuando el hombre ejercía el rol de funcionario. Otro experimento centrado en el rol de la cultura sobre el comportamiento corrupto es el de Cameron et al (2009). Su objetivo era comprobar el impacto del entorno cultural e institucional en un país sobre la toma de decisiones individuales y para ello el experimento se llevó a cabo en Australia, Indonesia, Singapur e India. Países que, de acuerdo con el CPI descrito en la introducción, tienen niveles de corrupción muy distintos – siendo Australia y Singapur unos de los países con menores niveles de corrupción en el ranking mundial. La hipótesis que se quería compro- bar era si un entorno corrupto promueve comportamientos corruptos y también genera tolerancia y por lo tanto reduce la frecuencia con la que se castiga tales comportamientos. En el experimento uno de los jugadores (em- presario) puede ofrecer un soborno a un funcionario, el cual puede aceptar o rechazar el mismo. Si el soborno es aceptado, los pagos para un tercer jugador se reducen, mientras que para la empresa y el funcionario incrementan debido al soborno. En una última fase del experimento, el ciudadano podría castigar a los otros dos jugadores, reduciendo sus propios pagos. Los resultados demostraron diferencias significativas entre el comportamiento de los participantes de dis- tintos países. Los jugadores de origen indio, comparado con los australianos, cuando se confrontan a una situación corrupta, tienden a castigarla con menor frecuencia, mientras que tienden a involucrarse en actividades corruptas con más frecuencia. El caso contrario lo presentan los participantes de Indonesia, cuyo país obtiene una posición relativamente mala en rankings de corrupción pero mostraron una baja tolerancia a la corrupción. En cuanto a los participantes de Singapur cuyo país muestra un nivel de corrupción relativamente bajo en los rank- ings, suelen involucrarse en actividades corruptas con frecuencia y también se mostraron reacios a castigar las mismas.