Afectaciones psicosociales por categorías:
Los hallazgos se pueden dividir en cuatro categorías interrelacionadas e interdependientes, que permite hacer una descripción de las principales áreas afectadas de las personas. A continuación, se expresan con mayor detenimiento:
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Según lo expuesto por los familiares, las acciones que realizaban los agentes estatales después del asesinato de su familiar era presentarlo como “bajas en combate” ante los medios de comunicación, lo que ocasionaba dos efectos la estigmatización y la exclusión social; el primero consiste en que el familiar era señalado como perteneciente a un determinado grupo armado ilegal, situación que lleva a nuevas amenazas, y en segundo lugar, los familiares eran apartados socialmente, ya fuese por la estigmatización social o por el mismo hecho violento, situación que ocasionaba que sus familiares, amigos y allegados se alejasen por miedo “a que algo les pudiese ocurrir”.
Por lo tanto, no solo tenían que lidiar con la noticia de haber perdido a uno o varios seres queridos, sino que además, debían soportar la persecución, que según reporta el 90% de los familiares entrevistados, recibían desde constantes citaciones para ser acusados como cómplices, seguimientos, amenazas, ofrecimientos de dineros para que no denunciaran, entre otras, con lo cual, en muchos casos ganaba el miedo, puesto que el hecho violento les quitaba sus redes de apoyo sociales y aquellas institucionales para los familiares no eran de confiar. A esto se suma que no hubo un reconocimiento por parte de los actores que desmintiera la información dada en primer momento o que si hubo tal reconocimiento no tuvo el mismo impacto mediático del que buscaron en el momento de reportar el hecho en primera instancia, por lo que los efectos a nivel social se prolongaron incluso por años.
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Como se hacía mención, las familias quedaban desprotegidas, debido a que el 85% de las víctimas fatales cumplían las veces de principal sustento económico, situación que creó una profunda crisis de ingresos en todas las familias aumentando los niveles de pobreza. Sumado a esto, se evidenció la baja posibilidad de conseguir un empleo digno que ayudara a las familias a mejorar su situación económica, esto se debe al estigma que era creado una vez ocurrido el hecho, todo este aspecto dificultó notablemente el desarrollo económico de la familia al punto que actualmente el 92% de ellas son de bajos recursos, presentado el desempleo como la mayor problemática en la actualidad. Esta situación se ve reflejada en el grafico 5, en el cual se evidencia que el 73,3% no cuenta con todos los servicios públicos en su vivienda, además, en los barrios donde se encuentran ubicados hay un alto índice de criminalidad, acompañado por un alto expendio de sustancias psicoactivas (SPA) y existencia de casas de lenocinio.
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Los hechos victimizantes afectaron y provocaron desajustes en la dinámica familiar, situación que estuvo marcada por la pérdida de uno o más seres queridos en la misma acción violenta. Estas afectaciones se presentaron en distintos momentos de su ciclo vital, puesto que la manera en la que se presentaban las violaciones a los DDHH por parte de los agentes del Estado, seguido del hostigamiento que recibían, acompañado de amenazas y persecución que sumado a las constantes negativas de reconocer su crimen, impedían que la familia elaborara el duelo y se ajustaran a las nuevas necesidades.
El hecho de asumir un nuevo rol en el núcleo familiar en un momento de crisis representa por sí mismo un proceso complejo y lleno de dudas, que por las circunstancias profundizaba el impacto familiar. Todo esto impidió un espacio colectivo para procesar el dolor que terminó en convertirse en un equipaje que nunca abren y nunca lo dejan.
Las familias describen quedar en una especie de estado de indefensión ante su agresor, quien, además, sigue manteniendo el control de la situación. En efecto, el 42% de los hogares presentó desintegración familiar después de la victimización; como resultado del miedo (ellos podían ser los siguientes), la falta de recursos económicos, por la estigmatización social y el no soportar el estar en el lugar donde ocurrieron los hechos (su casa, barrio o ciudad).