INFORME SOBRE DOCUMENTACIÓN DE CASOS ANTE LA JEP 1 | Page 23

En primera medida, generalmente, son las mujeres las que participan en un mayor grado en actividades de víctimas, donde suele ser común encontrar un mayor número de participantes del género femenino, producto muchas veces de la apatía o por la idea de que eso es “algo de mujeres”, es importante tener en cuenta que a ellas desde un punto de vista social se les permitió manifestar sus emociones (como llorar), lo que facilita su participación en este tipo de espacios, puesto que esto consiste en reconocer el dolor, la emoción y la afectación; algo que no está permitido por el paradigma cultural predominante para el género masculino, dado que “los hombres no lloran”. Lo anterior funciona como castrante emocional para los hombres pues impide ese reconocimiento, esto se ve reflejado en su baja participación en los escenarios de víctimas. Este fundamento de la cultura machista, socialmente aceptado, lleva a suponer que el ser hombre aumenta la posibilidad de pertenecer a un grupo contrario, por lo tanto, la postura era eliminar principalmente a los hombres.

La segunda variable se da como ESTRATEGIA DE GUERRA, es decir, asesinar a la persona que asumía la responsabilidad de mantener a una familia, esto se evidenció en un 87% de los casos y el 13% el impacto fue a futuro, los familiares se quedaron sin alguien que podría asumir ese rol. Con esta acción, se generaron dos tipos de repercusiones; en primer lugar el cierre y limitación de las redes de apoyo de las familias (el estigma y alejamiento social), en segundo punto, la imposición de un miedo colectivo, que buscaba disminuir el actuar de defensores de derechos humanos, sindicalistas y organizaciones sociales, que llevaba a las personas que pertenecían a estas actividades o grupos a reconsiderar su labor. Este mensaje también era para la sociedad en general, pues se reconocía de manera indirecta que los ciudadanos debían someterse a los patrones de comportamiento impuestos, bajo la amenaza o riesgo de enfrentarse a acciones que atentaran contra su vida, integridad y seguridad.

Ahora bien, la crisis dentro de las familias termina volviéndose más compleja en la actualidad debido a la edad. El rango que se encuentra con mayor predominancia en los familiares entrevistados es de 60 años o más, con un 53% de los casos. Esto se debe especialmente porque el periodo con mayor número de casos documentados es el de 1990-1994 teniendo este periodo como característica principal que son los casos más antiguos.