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AMORES INFINITOS ADIÓS POR :  ADOLFO ZABLEH Foto por : Juan Moore Nunca he dado la vida por nadie, pero alguna vez estuve dispuesto a hacerlo. Ella, que empezó siendo poco, terminó siendo casi todo. No sé qué tenía (y no importa), pero lo que sentí, dije e hice por ella no tiene parangón. Yo habría podido quedarme ahí por el resto de mis días, aunque hoy no seamos nada. Me pregunto si alguna vez sentiré algo parecido. Así suene cursi, llegué a creer que era mi alma gemela. A veces tu alma gemela no es la que se queda contigo sino la que te enseña cosas, te transforma y luego se va, dejándote como un recién nacido, pero con experiencia y conocimiento; como nuevo y listo para lo que viene. De ahí que muchas personas se quejen de dejar a sus exparejas listas para emprender una relación seria y duradera, pero con otra.  Es que quizá no vinieron a amar, sino a hacer mejores a los demás hasta que les llegue su turno. Pasa que la gente va creciendo en ti y muta hasta convertirse no en indispensable, pero sí en determinante, y eso me pasó con la mujer de la que hablo. La gente entra a nuestras vidas de muchas formas. A veces con toda, por la puerta grande, la noche de una gran fiesta. Alzas la cabeza hacia la entrada como buscando un milagro, y sucede. Hace su aparición la mujer más bella que has visto y quedas prendado a ella durante más de 20 años. Pero eso no quiere decir que la espera de lo majestuoso sea lo tuyo, a veces lo majestuoso puede terminar siendo ordinario. Otras veces, la personas más importantes entran por la ventana, casi por descarte, y terminan ganándose tu corazón a punta de amor y constancia.  Esas son las más bonitas porque, teniendo todas las probabilidades de irse de tu vida como un anillo que se va por el desagüe del lavamanos, se aferran con todo al punto de darte sin querer una mano para seguir viviendo. Te aman y te preparan, te moldean, te muestran a punta de ejemplos por dónde es el camino. Se convierten no solo en la persona que amas, sino en tu guía. Y cuando lo han dado todo, no les queda otra que marcharse. Eso de dar todo es relativo, de ahí la frase que el amor es eterno mientras dura. Hay parejas que conviven cincuenta años; otras, llegan y en cuestión de meses te dan par revolcones que te tumban todo en lo que creías. PAG 12 INFINITO | 2019