que se enfrentaba al ejército holandés y por el 4to. del general Von Kluge. Los tres formaban el Grupo-de Ejércitos de Von Bock. En total llevaban 28 divisiones con 420,000 soldados. En este sector los aliados tenían amplia superioridad numérica y hacia ahí llevaron refuerzos. Supusieron erróneamente que ese era el punto crítico, impresionados por las radiodifusiones y los partes engañosos del Alto Mando alemán.
Pero, como dice el historiador inglés Lidell Hart, esa tenaza era sólo el capote de la ofensiva.
El golpe principal estaba siendo descargado, en el sector central, donde embestían el 12vo. ejército de List, el 16vo. de Von Busch, el 2do. de Von Weichs y el ejército blindado y motorizado de Von Kleist. Él jefe del grupo formado por estos cuatro ejércitos era Von Rundsted. En total estaban integrados por 44 divisiones, con 660.000 hombres.
" La tarea de acomodar esa inmensa masa de tropas en un espacio tan estrecho, de alimentarlo y, sobre todo, de moverlas, era gigantesca”, dice el general Blumentritt, del Estado Mayor de Rundsted. La infantería debería avanzar por caminos secundarios o a campo traviesa para dejar los caminos principales a las divisiones de tanques( blindadas) v a las motorizadas.
El Ejército de Von Kliest agrupaba 7 divisiones blindadas y 2 motorizadas, divididas en tres cuerpos de ejército al mando de los generales Guderian, Von Wietersseihim y Hoth. Estos formaban tres columnas y constituían la punta de lanza de la ofensiva.
Las divisiones blindadas avanzaban a su máxima velocidad, abrían una brecha y se internaban en territorio enemigo audazmente, corriendo ciertos riesgos de ser cortadas de su retaguardia y quedar copadas.
Un hecho, aparentemente pequeño ocurrió en favor del agrupamiento blindado: el mayor de zapadores Von Siota descubrió leves descubrió leves detalles en las fotografías aéreas y llego a la conclusión de que determinadas fortificaciones enemigas a lo largo del río Mosa no estaban terminadas. Su deducción fue exacta y varias divisiones aprovecharon ese punto débil para lanzarse como tromba hacia el interior de Francia.
Cuando el general Guderian había expuesto a Hitler cómo pensaba penetrar con sus tanques en las fortificaciones francesas y cruzar el río Mosa, el general Busch comentó: "¡ Vaya! No creo, que llegue Usted al otro lado "... Varios de los presentes se mostraban escépticos; El General Guderian repuso: " Tampoco necesito Yo, que usted lo crea ". Hitler callaba, pero finalmente autorizó a Guderian a intentar el cruce del río en la forma propuesta.
Durante el cuarto día de batalla las avanzadas de Guderian alcanzaron el río Mosa y forzaron el paso en coordinación con los Stukas que descendían hasta
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