INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 66

checoslovaco era más fuerte que el ejército alemán y lo habían persuadido de que el plan de Hitler fracasaría estrepitosamente. Por temor a ese fracaso, a una derrota que le pintaron inminente, Halder se solidarizó con la conspiración, exactamente igual que el general Brauchitsch, comandante del ejército. Y de esta manera ambos aprobaron que el l4 de septiembre {1938) se diera un golpe de Estado. Las tropas de los generales Witzleben y Hoeppner, en Berlín y Postdam, tomarían la capital y capturarían a Hitler. El general Beck, (en esa fecha comandante de un grupo de ejército) y el general Von Stuelpnagel, cuartelmaestre superior, secundarían el golpe inmediatamente. Pero poco después de tomada esa decisión, Brauchitsch y Halder se enteraron de que la crisis de Checoslovaquia apuntaba hacia un arreglo pacífico (con la conferencia de Hitler y Chamberlain) y cancelaron todo lo planeado. Ambos habían sido transitoriamente víctimas de la infiltración mental. En cambio, los infiltrados natos, como Witzleben, Beck, Canaris, el ministro Schacht y otros, estaban furiosos porque el golpe se había pospuesto. Todavía el 28 de septiembre intentaron empujar a Brauchitsch y a Halder, pero éstos se negaron a actuar diciendo que Hitler iba logrando resolver pacíficamente lo de Checoslovaquia y que no ocurriría la fulminante derrota de que se les hablaba. Sin el apoyo del comandante del ejército (general Brauchitsch) y del jefe del Estado Mayor (general Halder) los infiltrados se vieron forzados a posponer sus planes, para los cuales seguían tendiendo redes. UN BARZO DE LA CONJURA EN CONTACTO CON LONDRES. La infiltración, que desde fines de la primera guerra mundial, había luchado denodadamente por alinear a Alemania en la Internacional Comunista, junto con Rusia, tenía en el Tercer Reich varios grupos ocultos, instalados principalmente en los órganos de información (prensa y radio), en el Ministerio de Relaciones Exteriores, en las finanzas, en el Estado Mayor General, en el Servicio Secreto de Contraespionaje, en las organizaciones obreras y en los círculos religiosos. Las Leyes de Nurenberg restringiendo la actividad política judía, la disolución de la Masonería, la prohibición del Partido Comunista, la reorganización de las agrupaciones obreras y el Concordato con el Vaticano, destrozaron muchas redes de la infiltración, pero se salvaron grupos muy selectos en diversos sectores. El conde Helmul Von Moltke, fiscal del Tribunal de Berlín, tenía una extensa propiedad en Kreisau, Prusia Oriental, y ahí se formó un grupo de infiltración que tomó el nombre de círculo de Kreisau. Von Molike era hijo de padre alemán y de madre extranjera, nacida en Sudáfrica, al parecer de ascendencia hebrea. 66