INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 266
Entretanto, el teniente Schlee, comandante de la primera compañía del batallón
"Grossdeutschland", había ido a las oficinas centrales del Alto Mando, en la calle
Bendlerstnasse, donde se hallaban los infiltrados, y un capitán le dijo que el
edificio se hallaba en manos de traidores, pero que él no había dado curso a los
mensajes que éstos le habían ordenado transmitir a diversas unidades para que
se rebelaran.
La situación se iba aclarando.
El mayor Remer mandó que el batallón, incluso la Plana Mayor, se concentrara en
los alrededores de la casa del Dr. Goebbels.
Luego llegó el informe de que en el jardín zoológico se concentraba una columna
de tanques, al mando de un coronel. Un oficial del mayor Remer fue a pedirle al
comandante que se uniera a Remer, pero el coronel contesto que sólo obedecía
órdenes del General Guderian. La confusión y la tensión eran muy grandes. ¿Los
tanques estaban al servicio de los traidores?... Los oficiales del batallón
"Grossdeutschland" consideraban que un primer disparo podía degenerar en una
batalla terrible.
Resulta que el general Olbricht había llamado a los tanques de la Escuela de
Panzer de Krampnitz, al mando del coronel Wolfgang Glaesemer, pero cuando
éste se dio cuenta de lo que se trataba se negó a obedecer y fue encarcelado. Sin
embargo, un ayudante suyo pudo dar aviso al cuartel de la inspección de tropas
blindadas de lo que estaba ocurriendo. Poco después el coronel Glaesemer fingió
que se adhería a los conjurados y regresó con los tanquistas.
Por conducto del teniente coronel Gehnke, la fuerza de tanques hizo saber a
Goebbels y al Mayor Remer que ellos continuaban leales a Hitler o a su sucesor
legal.
Una parte de la división SS "Portaestandarte Adolfo Hitler", que se hallaba en
Berlín, también continuaba leal.
El Movimiento de lnfiltración estaba solo6 Esencialmente representaba fuerzas
extrañas al país.
No lo obedecieron los tanques; no lo obedeció la infantería. Pese a la jerarquía del
general Hasel, del general Olbricht, del mariscal Witzleben, del general de tanques
Hoepner, del general Beck, la oficialidad y la tropa se mantuvo leal.
En cuanto los altos jefes revelaron su intención, perdieron toda su autoridad.
Las tropas del mayor Remer tomaron sin disparar ni un tiro las oficinas del Alto
Mando en la calle Bendlerstrasse, donde liberaron al general Fromm. Este tuvo
temor de que se descubriera que en cierto momento había contemporizado con
los conspiradores y ordenó que inmediatamente fueran fusilados el general
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