INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 264

proclamado el estado de emergencia. Al mismo tiempo, me ha sido confiado el Alto Mando de las Fuerzas Armadas6El comandante en jefe Mariscal Von Witzleben". Otro documento, firmado por Stauffenberg y falsamente por el general Fromm, ordenaba "la captura de todos los jefes de provincia, ministros, gobernadores, presidentes de la policía, altas jerarquías de la SS, de la Gestapo, de los organismos de propaganda y de los jefes de distrito". Eran los que estaban condenados a ser ejecutados en 24 horas. El mismo documento ordenaba la captura inmediata de los campos de concentración. De ahí se obtendrían muchos colaboradores para el nuevo régimen. Un mensaje más, firmado por el general Hoeppner como nuevo Jefe del Eiérciio del Interior, ordenaba "formar consejos de guerra hasta con unidades de batallón" y que "se dictara inmediatamente la sentencia. Las sentencias son inapelables y se ejecutarán sin dilación". Así se liquidaría a todos los oficiales de reconocida lealtad. Estaba igualmente preparado un llamado "Plan Bendler" para cercar los cuarteles de la SS con armas pesadas. "En caso de negativa (de rendición) se fusilará al jefe de la SS, se desarmaré la guardia y se conseguirá por la fuerza el desarme del resto de toda la tropa6 Al menor signo de resistencia se hará uso de las armas sin la más mínima contemplación". En resumen, la vasta matanza iba a destruir todas las fibras de resistencia del Estado alemán. El país entero, en manos de la Infiltración, quedaría automáticamente en poder de !a URSS. Toda Europa caería con Alemania... Erika von Tresckow, esposa del conspirador, y Margaret von Oven, ex secretaria de los generales Hammerstein y Fritsch, mecanografiaban las órdenes para que diera principio la matanza de los allegados a Hitler. Los conjurados, en posesión de las oficinas de la comandancia del Ejército del Interior, en la calle Bendlerstrasse, tenía como cómplice al conde Wolf Heinrich von Helldorf, jefe de la Policía de Berlín, apoyado por el jefe de la Policía Criminal, comandante Nebe, quien llevaba muchos años infiltrado en la Gestapo bajo el uniforme de las SS. El inicial punto de apoyo, el brazo armado de la Infiltración, descansaba en su cómplice el general Paul von Hasse, comandante de la Guarnición de Berlín, que tenía en su cuartel al batallón "Grossdeutschland". Este batallón se emplearía para cercar la zona de los Ministerios y de la Gestapo; luego empezarían las ejecuciones. El batallón "Grossdeutschland" iba a ser el puñal de la Infiltración en Berlín. Luego otras unidades irían siendo movidas para destrozar el Estado. 264